El árbol Kiri, conocido como árbol Emperatriz o Paulownia tormentosa, es originario de China; gracias a sus características podría ser de gran ayuda contra el calentamiento global, la contaminación y la desertificación del planeta. Un árbol que puede purificar suelo infértil al absorber 10 veces más CO2 que cualquier otra especie.
A finales de los años 70 se iniciaron trabajos de mejora genética que permitieron diseñar un nuevo híbrido, mejorando notablemente su resistencia a plagas y enfermedades, su capacidad para no modificar su entorno y no afectar a otras especies con las que convive debido a que es un clon estéril que sólo se reproduce en el laboratorio.
Puede llegar hasta los 27 metros de altura y un tronco entre 7 y 20 metros de diámetro, tiene unas hojas de 40 cm de ancho, resiste al fuego al regenerar sus raíces y vasos de crecimiento rápidamente y también tolera la contaminación, no es necesario replantar ya que rebrota de cepa después del corte.
Prospera en suelos y aguas contaminadas y purifica la tierra según crece, a partir de sus hojas, ricas en nitrógeno, aportan nutrientes al caer y descomponerse en el suelo, aunque en estas condiciones su crecimiento es muy lento.
Para que su crecimiento sea óptimo, se requiere suelos profundos y bien drenados, preferiblemente franco-arenosos, no soportan los suelos salinos. Tiene la capacidad de desarrollarse en suelos pobres o erosionados, siempre y cuando se le apoye con abono orgánico y con un sistema de riego.
Por sus características fisiológicas, este árbol puede adaptarse a una gran variedad de climas con temperaturas extremas de -20 ºC hasta 45 ºC; su principal característica, que lo convierte en único, es su eficiencia a la hora de realizar la fotosíntesis.
Este árbol consume más CO2, principal gas de efecto invernadero, y produce más cantidad de oxigeno que la media de otros árboles. Un árbol adulto puede llegar a capturar 21,7 kg de CO2 cada día, lo que convierte en 6 kg de oxígeno.
Emite grandes cantidades de oxígeno y absorbe hasta diez veces más dióxido de carbono que otros árboles, se trata del árbol que más rápido crece de todo el planeta y con tan sólo ocho años alcanza el tamaño de, por ejemplo, un roble de 40 años. Tras el corte se regenera de forma vigorosa hasta 7 veces.
Sus hojas ricas en nitrógeno proveen buena abonadura y sus raíces previenen la erosión del suelo, soporta bien el frío y el calor y resiste condiciones moderadas de sequía una vez desarrollado, de 1-2 años.
La Paulownia es un árbol muy adaptable pero que tiene sus limitaciones, su límite está en 2000 m de altitud; su franja térmica oscila entre los -20º C de mínima y los 40º C de máxima, la temperatura en la que se siente más cómoda esta especie y cuando se desarrolla mejor son los 20º C.
Contiene muy pocos aceites y resinas, se puede adaptar a suelos empobrecidos o contaminados por la agricultura intensiva, es una solución real para suelos contaminados por desastres medio ambientales, absorbe diez veces más CO2 que cualquier otra planta.
Previene la erosión como el resto de las especies, mejora la permeabilidad del suelo y la retención hídrica, en un año puede alcanzar 6 metros de altura, tiene una alta resistencia al fuego, pudiendo sobrevivir a temperaturas de hasta 435º C; apto para sistemas agroforestales, no es un árbol excluyente.
Las hojas pueden ser útiles como forraje, ya que poseen un valor nutricional muy alto, excelentes para la alimentación de ganado y también para hacer composta, su rápido crecimiento lo hace muy productivo y rentable. Entre otros beneficios, destaca la excelente calidad de su madera, su idoneidad para recuperar, controlar y estabilizar la erosión de los suelos debido a su profundo sistema radicular y capacidad de fijación de CO2.