Estudiantes de Ingeniería en Energía y Desarrollo Sustentable de la Universidad del Valle de México Campus Tampico, encabezados por Denisse Montserrat Palomino Garza, desarrollaron un proyecto para crear un material llamado bioplástico, elaborado con base en cáscaras de plátano y mango, con el cual se fabrican platos, vasos e incluso cubiertos, que pueden ser absorbidos por el suelo y subsuelo con un máximo de degradación de 4 a 6 meses. Si se toma en cuenta que el tiempo de degradación de una bolsa de plástico es de 150 años y, una botella de PET puede tardar hasta mil años en desaparecer, el proyecto de los estudiantes de UVM Campus Tampico, es una alternativa viable a la problemática de contaminantes de residuos de plástico. El proyecto, comentó Denisse, surgió ante la problemática del uso del plástico, que ocasiona una alta contaminación ambiental en lagos, ríos y mares, no solo en México, sino en todo el mundo. http://www.milenio.com/ negocios/emprendedores/crean- cascara-platano-mango- utensilios-desechables
Montserrat explicó que realizaron varios prototipos de bioplástico para la realización de productos desechables biodegradables. Los materiales que utilizaron principalmente son cáscara de frutas (plátano y mango), fécula de maíz, vinagre y vitamina C. Para crear el plato, usaron un molde de pay y tardaron aproximadamente 2 horas; utilizaron también colorantes que no afectaron en nada al producto, sino que ayudaron a darle mejor vista. http://www.milenio.com/ negocios/emprendedores/crean- cascara-platano-mango- utensilios-desechables
David Pérez, integrante del equipo, señaló que él se encargó del secado de las cáscaras de plátano y mango y, comentó que de un plátano salió poco menos de 100 gramos de materia prima, con lo que bastó para hacer 5 recipientes. Entre las razones por las que Denisse y a sus compañeros eligieron estas frutas, está su aroma, pues es agradable y se mantiene en los productos, además que son alimentos comunes y económicos. “Son frutas fáciles de conseguir, México es uno de los países en los que abunda el plátano y su cáscara simplemente se tira a la basura; lo mismo pasa con el mango; la cáscara es un producto renovable, sustentable”, dijo. Actualmente, comentó la estudiante, están por iniciar el proceso industrial, perfeccionar el secado del producto y crear la patente a nivel nacional “Aún no tenemos definido un nombre del producto debido a que es un proyecto que está en su etapa de experimentación, está casi completo, sólo es cuestión del secado. No creo que tardemos más de medio año en resolver la parte del secado, sólo necesitamos utilizar distintos tipos de horno, debido a que los que usamos son rústicos o simples, necesitamos un secado a nivel industrial; vamos a tratar que el proceso sea sustentable y que no dañe al medio ambiente, es decir, no utilizar energía por medio de carbón, ni combustible fósil”. Denisse, explicó que se ha expuesto la necesidad de la incorporación de los plásticos biodegradables, ya que cada vez es mayor la cantidad de residuos que se generan a nivel mundial, y lo que es peor, que la mayor parte de los plásticos no pueden ser eliminados. Con los bioplásticos queda anulada esa problemática ya que es posible su degradación y en muchos casos su biodegradación. “Este tema de los bioplásticos, en sus diversas facetas, tiene un gran potencial a futuro por su evidente aporte ecológico y aprovechamiento de recursos naturales, lo que constituye sus principales fortalezas. Estos productos serán una buena alternativa ante el impacto ambiental y además pueden sustituir a los polímeros convencionales en toda el área de producción, también cabe destacar el desarrollo innovador en este producto es el uso y reciclaje de desechos de origen vegetal, como son las cascaras de distintas frutas”, concluyó. Este proyecto lo presentaron los estudiantes de UVM Campus Tampico, en el 9º Congreso Nacional de Investigación celebrado en el Campus Lomas Verdes de esta misma institución. El desarrollo es encabezado por Denisse Montserrat Palomino Garza, por Ashley Catherine Ortiz Esparza y David Isaac Pérez Loredo; los tres fueron asesorados por la docente Valeria Rivas Orta.
Fuente : Milenio