Un grupo de jóvenes emprendedores consolidó un proyecto que permite convertir las algas que se acumulan en las playas en fertilizante para uso agroindustrial y doméstico, el cual ya se coloca de manera positiva en el mercado local y nacional.
La empresa opera bajo la razón social Salgax Biotecnología Marina Aplicada y tras realizar varios “bioensayos” creó un abono de alga marina, el cual registró como “Salgax” y que puede aplicarse para el mejor desarrollo en diversas especies consideradas importantes por su alto valor comercial.
Entre ellas se encuentran el chile habanero, tomate, girasol, cilantro, limón persa, sávila, melón, albahaca, papaya, plantas ornamentales y otros más.
En entrevista con Notimex, la directora administrativa del proyecto, Guadalupe Dayré Catzín, explicó que como resultado de la aplicación de su abono se logra un aumento de grosor y altura del tallo de las plantas, mayor cobertura foliar, florecimiento precoz, crecimiento de raíces más gruesas y profundas, así como frutos más grandes y de mejor calidad.
“Convertimos las algas marinas en abonos líquidos ya dispuestos para ser usados en las plantas con un enfoque especial en las personas que viven del campo, igual se puede aplicar para quienes gustan de las plantas de ornato”, comentó.
El gerente de procesos de la empresa, Mauricio Gómez, precisó que las algas se obtienen de los bancos que se forman en municipios en la zona costera del poniente, ya que son los que cuentan con las condiciones necesarias para su procesamiento.
“No se puede usar cualquier alga, hay algunos bancos que presentan altos niveles de contaminación y es la de la costa poniente la que actualmente tiene las condiciones adecuadas para el proceso de transformación en abonos líquidos. Actualmente estamos recolectando en las costas de Sisal”, puntualizó el emprendedor.
Tras la colecta, el alga se somete a un proceso de desalinización, se introduce en botellas de plástico reciclable y se comercializa.
Dayré Catzín recordó que el año pasado fueron los ganadores del primer lugar del concurso denominado Reto Emprendedor Yucatán, por lo que recibieron un apoyo de 315 mil pesos que les permitió iniciar un proceso menos artesanal y más industrializado de envasado.