La agricultura biointensiva es un sistema de producción de hortalizas ecológico enfocado en la obtención de alimentos para autoconsumo y el excedente sea distribuido con amigos y vecinos, todo en un espacio reducido y con el uso mínimo de agua.
Con este método se busca hacer uso eficiente de los recursos, utilizando solo los presentes en la comunidad, dejando de lado el uso de maquinaria y agroquímicos, muchas veces dañinos para el equilibrio del ambiente, la salud de los animales y la de las personas.
Es un sistema de producción fácil de establecer, teniendo como sostén la dedicación, voluntad y fuerza del productor, que con ayuda de herramientas sencillas (picos, palas y bieldos), extractos de plantas nativas para repeler plagas y enfermedades, además de la elaboración de compostas que no solo servirán para nutrir las plantas sino también ayudarán a mejorar las características del suelo.
Son siete los principios en los que se basa la producción biointensiva, que al ser aplicados de forma correcta de manera individual e integrados de manera apropiada los beneficios a obtener serán mucho mejores, potencializando la producción y los recursos. Los principios son los siguientes:
La cama de siembra de “Doble Excavación” es la primera labor que realizar, de donde comenzara gran parte del éxito para tener un cultivo biointensivo eficiente, aprovechando al máximo el espacio y los recursos disponibles. Se da inicio delimitando la cama de cultivo, con ayuda de unas estacas de madera y lazos, se recomienda por practicidad y fácil manejo que sea de 1 metro de ancho por 10 de largo.
La doble excavación consiste en remover el suelo a una profundidad de 60 cm., se debe excavar los primeros 30 cm de suelo con ayuda de una pala y con un bieldo remover los siguientes 30 cm de profundidad, he ir avanzado en pequeños tramos de igual forma de 30 cm de largo hasta alcanzar los 10 metros del largo de la cama, poniendo el suelo extraído al frente para posteriormente regresarlo a donde se excavo. Con ello tendremos un medio de cultivo esponjoso, permitiendo la fácil penetración de las raíces para su nutrición, una mayor retención y disponibilidad de agua además de mejorar la circulación de aire, factores fundamentales para el desarrollo apropiado de nuestro cultivo.
El segundo principio es el uso de “Compostas”, que no es más que la transformación de desechos orgánicos en abonos ricos en nutrientes con los cuales nuestras plantas se alimentaran; diferenciándose y como principal ventaja sobre los de origen químicos, los orgánicos encuentran en todo momento disponibles para nuestra planta reduciendo su perdida, no siendo necesario riegos excesivos para ser disueltos o bien que ello haga que se infiltren y se pierdan.
La incorporación de compostas al suelo en este caso a nuestra cama de cultivo, mejoraremos sus propiedades como una mayor cantidad de nutrientes para nuestro cultivo, ya lo mencionamos anteriormente, aumentara su capacidad de retener agua y permitirá una mejor circulación de aire, colonizara el suelo con organismos benéficos desplazando y eliminado patógenos enemigos de nuestros cultivos. Principio ligado al anterior ya que podemos agregar la composta desde el momento de la excavación.
El último tema que tocar en esta primera parte del tema Agricultura Biointensiva, es la “Siembra Cercana”. En agricultura convencional se manejan distancias mayores entre plantas, por ejemplo, la lechuga se estable normalmente de 25 cm a doble hilera, al aplicar esta técnica podemos colocarlas a cada 20 cm., siembra a tres bolillos, sembrando más plantas por metros cuadrado pasando de 8 plantas hasta 25. Con todo ello se logra aprovechar el máximo espacio y con esta cercanía crear una especie de cubierta sobre el suelo evitando la evaporación del agua y reduciendo la erosión.
De momento es todo, te pedimos estar atento a la segunda parte la cual se publicará la siguiente semana. Si tienes alguna duda o comentarios compártelo para que podamos aprender de manera conjunta y lograr un huerto amigable con el ambiente.