La vainilla es considerada como una aportación de México para el mundo, tiene una alta cotización internacional, llegando a alcanzar entre 150 a 200 mil dólares por tonelada. Sin embargo, nuestro país ha perdido su dominio como productor de vainilla, se ha convertido en un participante comercial mediocre, esto como consecuencia de perder la ventaja biotecnológica mexicana, es decir, la polinización de las flores.
Así lo informó la investigadora Edelmira Linares Mazari, durante su presentación “El bálsamo indígena; la vainilla y su importancia en México”, llevada a cabo en la Fundación Herdez; quien añadió que nuestro país se ha limitado a ser un observador de la producción a nivel mundial, en lugar de ser quien lleve la batuta a nivel comercial.
La doctora, experta en etnobotánica, de la Universidad Nacional Autónoma de México, institución que pertenece a la Mesa Directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, aseguró que el papel internacional de México es clave para mantener la diversidad biocultural y la conservación de los recursos genéticos, un capital natural importante que no puede ser reemplazado.
Expuso que a pesar de que México es un reconocido productor de vainilla, no se encuentra entre los principales exportadores en 2016. La lista la encabezan Madagascar, Indonesia, Francia, Estados Unidos, Alemania, Canadá, Países Bajos, Bélgica, Arabia Saudita y Jordania.
La demanda de vainilla se ha incrementado en 15 países que incluyen integrantes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, así como del bloque de la Unión Europea y otros con los que México no tiene tratado de libre comercio.
Actualmente la vainilla es uno de los productos más demandados en la industria refresquera y culinaria. En el periodo 2003-2016 la producción de vainilla aumentó casi el doble para ubicarse en un total de 512 toneladas en 2016, esto de acuerdo con el documento: Planeación Agrícola Nacional 2017-2030; Vainilla Mexicana, elaborado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA).
Una de las desventajas de México es que no toda la vainilla producida en el país posee la protección de denominación de origen, sino solamente la producida en Papantla, Veracruz, gracias a su particular sabor y a los métodos empleados para su producción que la hacen diferente a la del resto del mundo, lo cual facilita que se posicione en el mercado extranjero como un producto de lujo y promueve la capacidad de México para exportar pequeñas cantidades a un precio más alto.
Es por ello que el documento de la SAGARPA recomienda que se fortalezca al máximo la denominación de origen a través de la creación de infraestructura de calidad, ya sea mediante la instauración de consejos reguladores de la vainilla de Papantla, de una marca o logotipo atractivo que permita identificar el producto certificado, así como de una amplia campaña de control de calidad del producto que se exporta, lo cual se ve fortalecido por una ventaja de arancel de cero por ciento, ya sea aplicado por el país importador o consolidado a través de un tratado vigente.
Además, de promover el reconocimiento de la vainilla mediante las categorías de producto distintivo, marca colectiva o de certificación en los países que no reconozcan la denominación de origen.