Durante esta pandemia escuchamos continuamente hablar de los héroes de Bata Blanca, aquellos que están en la primera línea de batalla, sin embargo, hay otros héroes, aquellos que están en la retaguardia, los productores agropecuarios, quienes gracias a su trabajo y que no han parado,
seguimos contando diario con alimentos en nuestras mesas.
A diferencia de otros sectores de nuestra economía, los alimentos son productos indispensables que todos seguimos consumiendo, por lo cual, la industria de alimentos está considerada como una industria estratégica que ha podido seguir operando a pesar de la pandemia. Es una de las industrias menos impactadas, de acuerdo con el Informe Trimestral enero-marzo de Banxico se estima por lo pronto una
afectación en el sector para los meses de abril y mayo de sólo un 10%.
Para entender mejor al sector agroalimentario, pongamos primero en contexto como viene desempeñándose. Es uno de los sectores más dinámicos de nuestra economía, es decir crece más que el PIB nacional. De acuerdo con el SIAP en 2019 creció 2.0% vs una caída del -0.1% del PIB nacional, aporta el 7.9% del PIB total y 7 millones de personas trabajan de manera directa en
actividades del sector primario.
De acuerdo con SADER, a nivel de agroexportaciones, México es el noveno productor de alimentos en el mundo y en los últimos 5 años ha generado más divisas que las exportaciones de petróleo, el turismo o las remesas, alcanzando en 2019 los 37,576 millones de dólares. México es uno de los países con mayor apertura comercial del mundo, contamos con una red de 12 Tratados de Libre Comercio con 46 países, con un mercado potencial de 1,479 millones de personas y exportamos a más de 160 países, sin embargo, nuestro principal socio comercial es EUA al cual le vendemos el 78% del total de nuestras
exportaciones.
El aumento en el tipo de cambio también ha generado un doble efecto. Por un lado, ayuda positivamente a los exportadores mexicanos ya que los dólares que reciben ahora valen más, sin embargo, afecta negativamente a la mayoría de los productores ya que muchos de los insumos (semillas, fertilizantes y
agroquímicos) sus precios suelen están referenciados al dólar.
Actualmente, el sector agroalimentario ha logrado mantener el abasto de prácticamente todos los productos en las principales tiendas de autoservicio. Sin embargo, hay un gran número de productores que venden sus productos a otros mercados como al sector HORECA (Hoteles, Restaurantes y Cafeterías), el cual derivado de una fuerte caída en el consumo de frutas y hortalizas se ha registrado una sensible caída en los precios. Tan solo por citar un ejemplo, de acuerdo con el SNIIM la cebolla bola paso el 23 de marzo de $12 pesos/kilo a $6.5 pesos/kg para el 25 de mayo. Las caídas en precio están generando que algunos productores prefieran dejar incluso que sus cosechas se pudran en vez
de buscar recolectarlas y venderlas.
De acuerdo con Amercian Farm Bureau Federation, también las empresas americanas que contratan jornaleros agrícolas mexicanos que solían ir a EUA a trabajar se han visto afectadas, ya que se les ha retrasado o incluso negado el poder cruzar, lo cual está generando pérdidas importantes a los jornaleros mexicanos, así como a las empresas americanas que no tienen personal para poder realizar trabajos
urgentes de campo, por lo que muchas cosechas se están perdiendo.
El sector agroalimentario es mucho más que sólo producción de alimentos incluye muchas cadenas de suministro las cuales están siendo afectadas (insumos, producción, distribución, almacenamiento, empaque, logística, y procesos de valor agregado). A medida que el virus se propaga y se refuerzan las medidas para frenar la propagación del virus, las cadenas de suministro tenderán a desvincularse o desfasarse, lo cual genera la tormenta perfecta para un problema de desabasto. De acuerdo con Deloitte Consulting, las restricciones de movilidad, así como el comportamiento básico de aversión de los trabajadores, pueden dificultar el trabajo de los agricultores y de los trabajadores que procesan alimentos. Asimismo, las inspecciones y cercos sanitarios generan retrasos en las rutas de transporte,
lo que puede dar lugar también a un aumento de los niveles de pérdida y desperdicio de alimentos.
A corto y mediano plazo el sector va a enfrentar varios retos, pero también oportunidades. Dentro de los retos, primero, es garantizar la salud de los productores y jornaleros en el campo. Sin embargo, es complicado promover entre los productores una sana distancia y el uso de tapabocas cuando se está en el campo trabajando a más de 30o C; segundo, derivado de la falta de empleos y oportunidades, la inseguridad se va a incrementar, no solo en los robos de mercancías en el transporte, también se incrementaran las extorsiones, secuestros y derechos de piso; tercero, la crisis económica global va a generar inevitablemente que surjan voces que demanden mayores niveles de proteccionismo (America First) y que busquen frenar el libre comercio a través de barreras fitosanitarias o barreras no
arancelarias como argumentar incumplimientos en inocuidad.
Por el lado de las oportunidades, el T-MEC está programado que entre en vigor el próximo 1 de julio, lo cual permite a nuestro país continuar siendo más competitivo; segundo, la guerra comercial de EUA vs China nos posiciona en un punto estratégico, ya que China es uno de los principales proveedores de alimentos a EUA; tercero, necesitamos aprovechar la apertura comercial que tiene México para
promover y diversificar nuestros productos en otros mercados.
Adicionalmente, habrá que considerar que la pandemia fue un punto de inflexión, hubo un antes y habrá un después. Mientras no exista una vacuna o una cura tendremos que adecuarnos a una nueva realidad. En ese sentido, será necesario adaptarnos a un nuevo consumidor. De acuerdo con Mercury Investment & Export Promotion, el nuevo consumidor continuará privilegiando la compra de productos que pueda consumir estando aislado como congelados, procesados, y empacados; va a ser más cuidadosos en sus gastos, buscará evitar compras de bienes suntuosos; continuará realizando compras de alimentos por internet, las empresas buscarán diversificar la proveeduría de sus alimentos y cada vez más los consumidores en México y en el mundo demandaremos que los productos cuenten con
certificaciones de inocuidad y de procesos que nos garanticen el origen y salud de los alimentos.
El sector agroalimentario no solo es un sector estratégico, hoy se convierte incluso en un tema de
seguridad nacional por la necesidad de garantizar el abasto de alimentos del país. Nuestros productores
deben de contar con nuestro agradecimiento y solidaridad. Es necesario apoyarlos y asegurar que se
mantengan en su actividad, sobre todo a los productores del segmento comercial, que dejaron de ser
prioridad para este gobierno pero que son aquellos que generan los alimentos que todos consumimos.
Como dijo Zippy Duvall, Presidente de Amercian Farm Bureau Federation “Ver anaqueles vacíos puede
darnos miedo, pero campos y graneros vacíos serian devastador”.
Por Alejandro Vázquez Salido