Originario del estado de Tabasco, el chile amashito, mejor conocido como chile piquín, es muy rentable debido a su versatilidad en la cocina tabasqueña, con él se elaboran salsas, como ingrediente para acompañar sopas y muchos otros platillos típicos del estado. Sin embargo, está en riesgo de desaparecer del campo tabasqueño a consecuencia de factores como el cambio climático y el excesivo uso de plaguicidas en los campos de cultivos.
Esto ha originado que su precio encarezca durante casi todo el año; tan solo un kilogramo de este preciado picante se llega a cotizar en el mercado local entre 300 y 500 pesos, dependiendo la temporada del año y la demanda que tenga; su cultivo es básicamente en huertos familiares para autoconsumo.
El estado no cuenta con la capacidad de explotarlo comercialmente en grandes cantidades, lo poco que se cosecha se ofrece en mercados públicos o negocio de frutas y verduras, incluso quienes lo producen lo llegan a ofrecer casa por casa en bolsitas.
Productores señalan que la falta de programas reproductivos es otro de los factores que están afectando la producción de este tipo de chile y está originando que desaparezca paulatinamente del campo tabasqueño, el que actualmente se consume a nivel nacional proviene del estado de Chiapas.
La planta es muy rentable porque produce una gran cantidad de frutos gran parte del año, es un chile muy picantes, por lo general de 7 a 8 veces más que el chile jalapeño en la escala Scoville (30.000-60.000 unidades); su sabor es descrito como cítrico, ahumado y almendrado.