Fueron sometidos a pruebas de calidad 61 productos de harinas de maíz y trigo con resultados dramáticos, sólo el 7%, es decir, 4 productos cumplen con lo que estipula el etiquetado, la mayoría de las harinas más populares en México, utilizadas para tortillas y pan principalmente, están etiquetadas como fortificadas y con micronutrientes.
Este análisis, realizado por la Fundación Changing Markets y proyecto AliMente, resulta alarmante ya que la legislación mexicana obliga a las empresas a fortificar las harinas de trigo y de maíz con hierro, zinc, ácido fólico y otras vitaminas del complejo B.
Los estándares actuales para esta fortificación han estado en vigor durante casi 10 años, pero de acuerdo con los hallazgos del estudio “¡Al grano!, la mayoría de las empresas han estado incumpliendo los estándares para asegurar los requisitos mínimos nutricionales en estos productos.
Algo todavía más preocupante es que dentro de las marcas que fueron encontradas con irregularidades, están las subsidiadas y dirigidas a la población de escasos recursos; el informe asegura que ninguno de los ocho productos de harina de maíz del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), en Chiapas, producidos por Minsa, resultaron estar realmente fortificados. Por otro lado, los cinco productos de harina de maíz fortificada de DICONSA, no llevan suficiente hierro.
Las pruebas hechas en diferentes localidades de la Ciudad de México y Chiapas, revela que aunque los gobiernos han invertido mucho dinero en la entrega de alimentos, particularmente a través de los sistemas DIF y DICONSA, han fallado en la provisión de harinas adecuadamente fortificadas.
Hoy tienen la oportunidad de corregir estas fallas”, dijo Aranzazu Alonso, Coordinadora del Pacto por la Primera Infancia. La aplicación correcta de la regulación para la fortificación de harinas es una herramienta importante y eficaz en la lucha contra las carencias de micronutrientes, luego de que los resultados preliminares de ENSANUT 2018 confirman que la anemia sigue siendo un gran problema en México y al menos la mitad de los casos de anemia infantil se pueden atribuir a la carencia de hierro.
El reciente informe presenta los resultados del análisis del contenido nutricional de 343 muestras de 61 productos diferentes y fue realizado en instalaciones acreditadas de los Laboratorios FERMI de la Ciudad de México.
Selecta, Sol De Oro, Rio Lerma y Golden Hills son las marcas que cumplen con los niveles necesarios de hierro y zinc, y utilizan fuentes de buena absorción. Estos cuatro productos recibieron la calificación más alta en una escala de 10 a 0, de acuerdo a la legislación vigente.
Por otro lado, se observaron infracciones en 14 muestras de productos de las marcas mexicanas: Minsa, La Perla, Tres Estrellas y Hoja de Plata. Maseca y Maizza no utilizan fuentes de hierro de buena absorción, y aquellas que las utilizan, como Minsa o Guerrero, no parecen estar añadiendo hierro en suficiente cantidad. De las marcas importadas Bob’s Red Mill y Le 5 Stagioni, resultaron no estar fortificadas en absoluto, ninguno de los productos importados parece cumplir con la normativa mexicana.
Considerando que el maíz representa el 72% del consumo de granos en México, las empresas productoras de harinas de maíz tienen una mayor responsabilidad para el éxito de los programas de fortificación para combatir la carencia de hierro y la anemia nutricional.
“La industria alimentaria tiene la obligación de cumplir con la ley y también tiene la responsabilidad moral de mejorar la nutrición de las personas. Sin embargo, está fallando a los mexicanos en ambos aspectos. El nuevo gobierno tiene que vigilar más de cerca las acciones de la industria alimentaria”, aseguró Alice Delemare, de la Fundación Changing Markets. “Vistos los resultados, no parece que la industria alimentaria vaya a cumplir la ley por sí sola. Por eso, necesitamos una mejora en los controles oficiales y la exigencia de su cumplimiento”, enfatizó Yatziri Zepeda, de Proyecto AliMente.
Desde su perspectiva, el gobierno no ha realizado los estudios suficientes en los últimos años para identificar a las empresas que incumplen, mientras en 2011 la COFEPRIS analizó 178 muestras de estos productos, para 2017 el número de análisis se limitó a tres. (El Economista)