En momentos en que México pretende promover sus productos en otros mercados internacionales, el cultivo ilegal de soya transgénica que persiste en la Península de Yucatán está poniendo en riesgo el comercio de miel hacia Europa.
La Federación Europea de Envasadores y Distribuidores de Miel (FEEDM) alertó al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, sobre el riesgo de perder la calidad de la miel de la Península por los pesticidas que se usan en el cultivo de la soya modificada.
La coalición de importadores de Alemania, Austria y Dinamarca expresó en una carta que apoya la campaña de los apicultores mayas, que establecieron una cruzada contra los cultivos de soya transgénica desde 2012, porque casi la mitad de las exportaciones mexicanas de miel llegan a Alemania.
Los consumidores alemanes están rotundamente en contra de la presencia de organismos genéticamente modificados y aún menos en la miel, explicó en un comunicado Manfred Fürst, responsable del Departamento Internacional de la ONG Naturland.
Alemania es un relevante importador de miel, ya que su producción nacional solo satisface alrededor del 20 % de sus necesidades, agrega Naturland.
La FEEDM, que realiza aproximadamente el 90 % de las importaciones totales de miel hacia Europa, expresó su preocupación ante la creciente mortandad global de abejas a causa del uso de pesticidas en la agricultura industrial.
En vez de más agroquímicos, lo que necesitamos es una mayor diversidad ecológica en nuestros prados y campos», señaló Hubert Heigl, presidente de Naturland.
La selva maya de la Península de Yucatán constituye un hábitat importante para las abejas silvestres y las abejas melíferas.
Sin embargo, desde 2012 la región ha sido severamente afectada por la transformación de la superficie de selva para sembrar soya patentada por la empresa de biotecnología Monsanto, que usa pesticidas para preservar esos cultivos.
Antes de esa fecha, tres cuartas partes de la producción de miel de la región se exportaba a Europa y representaba el sustento para unas 15.000 familias mayas; desde que comenzó este polémico cultivo, miles de abejas han muerto y la producción de miel sigue disminuyendo cada año, lo que afecta económicamente a los apicultores de la región.
Por ello, los afectados presentaron diversas denuncias ante autoridades locales y federales mexicanas argumentando daños contra el medio ambiente y su economía.
Luego de tres años de litigios los apicultores lograron, por medio de un fallo de la Suprema Corte Justicia de la Nación de México en 2015, que se prohibiera la siembra de soya transgénica en la Península de Yucatán hasta que se consultara a la opinión a las comunidades mayas.
Monsanto protestó por la sentencia ante otros juzgados con la intención de reactivar la producción de la soya patentada en esa región.
El punto de quiebre en este conflicto social, comercial y de medio ambiente ocurrió el 15 de septiembre de 2017, cuando el Gobierno mexicano concluyó que existían cultivos de soya fuera de los perímetros autorizados a Monsanto y canceló sus permisos.
Desde entonces, los apicultores mayas han denunciado continuamente la presencia de más cultivos ilegales de soya transgénica en diversas regiones de la Península y el riesgo de que la miel que cultivan y exportan a Europa esté contaminada.
En la misiva a Peña Nieto, los empresarios explican que «el estado general de los paisajes agrícolas en el mundo supone una amenaza para las abejas» porque conlleva una disminución drástica del hábitat de estos insectos y otras especies».