Las industrias alimentarias, de minería, turismo, empresas de construcción y restaurantes estadounidenses están preocupadas ante la política de deportación del presidente Donald Trump y una posible alza del 5% en los precios de Estados Unidos, según información del Buro de Agricultura Norteamericana.
En Estados Unidos la mano de obra de personas inmigrantes representa tres cuartas partes en el sector agrícola, de los cuales la mitad no están autorizados para trabajar en ese país, en el ámbito de construcción, el 13% de las personas no tienen permiso laboral lo que representa para el consumidor norteamericano un incremento en los costos de casa habitación de hasta un 5% según el Buro de Agricultura Norteamericana.
El Buro estima que si se perdiera por completo el trabajo de inmigrantes, el mercado perdería entre 30 y 60 billones de dólares, la importancia del trabajo inmigrante representa para Estados Unidos entradas de dinero muy altas, por ejemplo el trillón de dólares que obtiene anualmente en estructuras construidas o el 4% en su Producto Interno Bruto (PIB) por ese sector. Un censo realizado en 2016 muestra que dos tercios de las firmas constructoras tienen problemas para contratar gente.
Un periódico del Buro de Estudios Económicos publicó que el trabajo de personas inmigrantes genera el 3% del PIB de todo el país, un estimado de 5 trillones de dólares en tres años. El habitante estadounidense no está dispuesto a aceptar trabajos con largas horas de jornada, alturas peligrosas y que impliquen resistencia física. Los trabajadores indocumentados que si aceptan estas condiciones en plantas industriales representan el 5% en todo Estados Unidos.
Fuente: The Wall Street Journal.