Noruega, que ya produce la mitad del salmón que se consume en el planeta, está poniendo en marcha nuevos y ambiciosos proyectos para multiplicar por cinco su producción de este pescado, cuyo consumo no para de crecer.
«Podemos producir cinco veces más hasta 2050», afirma Øyvind André Haram, responsable de información de la federación noruega de productos del mar (Sjømat Norge).Según Haram, Noruega, un país de 5,2 millones de habitantes, produce cada día el equivalente de 14 millones de comidas a base de salmón.
En los últimos años la demanda de salmón de piscifactoría no ha parado de crecer y Noruega ya produce la mitad de salmones consumidos en el planeta, 1,3 millones de toneladas al año.Frente a las críticas por una producción poco sostenible, Noruega quiere aumentar su volumen pero con nuevas técnicas, cuyo impacto ambiental todavía no está claro.
«Hay dos grandes problemas de los que las autoridades necesitan tomar conciencia: la proliferación de pulgas de mar y la evasión de salmones de piscifactória hacia la naturaleza», explica a la AFP Julie Døvle Johansen, de la organización medioambiental WWF Noruega.
La pulga de mar, un parásito que obliga a matar miles salmones prematuramente y de manera masiva, cuesta entre mil y 1.500 millones de euros al año al sector, según John Arne Breivik, director general de una compañía que lucha contra este animal.
Además estas pulgas, si se transmiten, puede matar también a los salmones salvajes.El otro riesgo es que los salmones de piscifactoría contaminen a sus congéneres salvajes si logran escapar de las jaulas inmersas en el mar donde los crían, advierte Døvle Johansen.Para hacer frente a estos problemas, los grandes grupos del sector intentan buscar soluciones innovadoras.
«La industria del salmón y su ministerio de tutela tienen la ambición de doblar la capacidad de producción en los próximos diez o quince años», dice a la AFP Truls Gulowsen, responsable de Greenpeace en Noruega, que considera este objetivo como «una locura».
– Criaderos en el mar –
En uno de los numerosos fiordos que rodean la isla de Hitra, los salmones de piscifactoría del grupo Lerøy, que conviven por miles en parques circulares instalados en el mar, forman un ballet incesante en el agua.
«Alimentar a los peces es el corazón de nuestro trabajo», explica a la AFP Lena, una joven trabajadora que llegó hace un mes.A través de las cámaras muestra los salmones en agua salada, acompañados por los llamados «peces limpiadores» que contribuyen a eliminar las pulgas de mar y evitan usar pesticidas.»Existen otras soluciones», explica Jean-Pierre Gonda, director en Francia de Lerøy, el segundo productor mundial de salmón.
La compañía tiene en proyecto una «pipe-farm», una especie de barco-vivero gigante con seis piscinas llenas de agua de mar recogida con enormes tubos a 30 metros de profundidad. El agua se mantiene a temperatura constante, sin que le afecten los cambios meteorológicos, y en principio «no tiene problemas de parásitos», explica Gonda a la AFP.
Desde hace algunas semanas ya está funcionando una primera piscifactoría de este tipo frente al puerto de Bergen.Y hay otros proyectos similares en marcha, como la piscifactoría en alta mar del grupo Salmar, que funciona desde hace algunos meses. O el llamado huevo submarino de la compañía Marine Harvest, líder del sector, de la que sólo la «cáscara» se ve en la superficie del agua.
Todos estos proyectos quieren evitar el problema de las pulgas de mar sin tener que usar productos químicos.
Sin embargo «todo esto es muy nuevo y no sabemos si resolverá los problemas», advierte la experta de WWF. «Creo que potencialmente hay un gran riesgo», en particular por la posible evasión masiva de salmones de piscifactoría hacia el mar.