Aunque no es una relación nueva, tampoco es pasajera. Desde hace años, muchas firmas de moda se han propuesto llenar no sólo nuestros armarios, sino también, nuestras bodegas.
«Yo solo bebo en dos ocasiones, cuando estoy enamorada o cuando no». Si te decimos que estas palabras pertenecen a una de las grandes figuras de la moda, la adivinanza queda casi resuelta. Una sentencia tan descarada y sincera no podía pertenecer a otra: Coco Chanel. Un nombre obligado si queremos hablar sobre historia de la moda. Y, a partir de ahora, también aparecerá en tus conversaciones sobre vino.
Y es que la diseñadora francesa, buscando siempre la liberación de la mujer, creó un bolso para que todas pudiésemos tener las manos libres para beber.Así nació el mítico Bolso 2.55, con una cadena para colgar al hombro y disfrutar de un buen champagne. Además, no dudó en ceder su logo al mágico Château de Crémat, un castillo-bodega ubicado a las afueras de Niza, en plena Costa Azul, para vestir sus vinos con una etiqueta de diseño.
Como ella, pionera en tantos ámbitos, han llegado otros. Donna Karan, por ejemplo, diseñó una botella para Moët & Chandon por su veinte aniversario y Dom Pérignon contrató a un grupo de diseñadores para customizar sus botellas: Iris Van Herpen o Karl Lagerfeld que, en 2009, creó la denominada Botella de los Deseos que, durante muchos años, tuvo la forma del busto de la modelo alemana Claudia Schiffer. O el diseñador valenciano Carlos Haro, que llegó mucho más allá en esta relación entre moda y vino creando en 2016 toda una colección inspirada en la cultura del vino: La Vendimia .
Pero una relación tan fructífera tenía que llegar hasta el final. Y más ahora, cuando la globalización también borra los límites de lo que es moda, gastronomía o cine. Ahora se puede ser diseñador y director de cine (magnífica Un hombre soltero (2010) de Tom Ford) o, por supuesto, dueño de una firma de Alta Costura y bodeguero.
La Familia Ferragamo
Ferruccio Ferragamo, actual presidente de la compañía, compró Il Borro en 1993, con la idea de recuperar el viñedo original, ese que la Segunda Guerra Mundial se empeñó en destrozar. Abrió en 2007 con una producción de seis tipos de vinos diferentes, entre los que se encuentran un Cabernet Sauvignon, un Chardonnay y un Merlot. Il Borro, en plena Toscana italiana, cuenta con un spa y todo un idílico complejo para escaparse y desconectar.
Su hermano, Massimo Ferragamo, posee uno de los viñedos más grandes de la zona: el Castiglion del Bosco. Con una impresionante bodega que consigue vinos que, desde que salieron al mercado no han parado de cosechar premios, cuentan con una escuela de cocina, un spa con tratamientos de La Prairie y un curso de golf diseñado por el norteamericano Tom Weiskopf.
Chanel
-La familia Wertheimer, propietaria de la casa de moda francesa, compró hace unos años la bodega norteamericana Saint Supery Estate Vineyards & Winery en Napa Valley, en pleno estado de California. Sus antiguos propietarios, la familia Skally, no dudó en vender sus viñedos; pues no es la primera incursión de Chanel en el mundo del vino. Ya eran dueños entonces de dos bodegas de francesas de prestigio: Château Canon en Saint-Émilion y Château Rauzan-Ségla en Margaux. Desde aquí, crean un prestigioso Cabernet Sauvignon y un estupendo Sauvignon Blanc.
Giovanni Bulgari
En pleno sur de la Toscana, en Podernuovo, comienza el trabajo de la firma de joyería con el vino. Desde 2004, han creado tres tintos con carácter: Therra, Argino y Sotirio; que se trabajan a partir de una de las uvas italianas, junto a la barbera, más típicas del país: la uva sangiovese. Su precursor es Giovanni Bulgari, bisnieto del fundador de Bulgari, que consigue producir hasta 130.000 botellas al año.
Pero si buscas reconocer a esta casa de 1884 en sus botellas, tendrás que acudir a la letra pequeña. Tan solo por ellas, escondidas en la propia etiqueta, podrás intuir que son las buscas.
Roberto Cavalli
Junto a su hijo Tomasso, el diseñador italiano comenzó un proyecto al que denominó La Tenuta Degli Dei (El Estado de los Dioses), con el que buscaba recuperar unos viñedos que, en realidad, habían sido adquiridos ya en los años 70. De la mano del enólogo Carlo Ferrini nacía su primer vino en 2007: un caldo con un 30% de Merlot y Cabernet Sauvignon, un 20% de Petit Verdot y un 50% de Fran Cabernet y Alicante Bouchet.
Como marca indiscutible de su firma, por supuesto, el estuche que lo contiene. Decorado con motivos de piel de felino y custodiado bajo llave, para que el secreto de su Cavalli Collectiony Cavalli Selection sea desvelado en el momento perfecto. Además, puede degustarse en los restaurantes más exclusivos de París, Londres, Milán, Florencia, Roma, Nueva York o Madrid.
Maurice Marciano, Co-Fundador de Guess
El diseñador italiano es dueño de Marciano Estate en Napa Valley, también en el estado de California. Un complejo de viñedos con una gran tradición que fue rehabilitado por Maurice Marciano para crear vinos de calidad. Desde allí, el prestigioso enólogo Andy Erikson ha creado tres tipos de tintos: Marciano Estate, Massiglia y Terra Gratia; además de un suave blancoMassiglia Sauvignon Blanc.