La vermiculita y la perlita son minerales de origen natural, biodegradables y aptos para todo tipo de cultivos, principalmente de orgánicos. La vermiculita se puede utilizar tanto en la agricultura como en ganadería por sus características físicas, está formado por silicatos de hierro o magnesio que retiene mucho la humedad, ideal para semilleros, la cual se puede utilizar sola o mezclarse con fibra de coco, cascarilla de arroz o alguna composta, para obtener un sustrato equilibrado y lograr una planta sana.
Mientras que la perlita es de origen volcánico con contenidos de sílice, el cual molido a una granulometría adecuada y sometido a temperaturas de 900°C se expande formando pequeñas esferas huecas, libre de contaminación y microorganismos, con el fin de ser utilizados como alternativa de sustrato en el área agrícola teniendo múltiples beneficios.
Ambas se utilizan para cultivos pero se pueden aplicar en fases indistintas del proceso según las características del cultivo; por ejemplo en el caso de la siembra de un amanzano primero se utilizará la vermiculita para lograr germinar la semilla de la manzana, ya que permite una mejor ventilación de la tierra y retención de humedad y nutrientes.
Para la fase de la germinación o estratificación, lo primero será lavar las semillas previamente para evitar hongos y colocarlas en un vaso con agua por dos días para que el embrión que hay en su interior no se deshidrate, una vez transcurrido ese lapso se colocan en un recipiente de plástico junto con la vermiculita, el cual se llenará a la mitad para introducir las semillas separadas entre sí y tapas las semillas con más vermiculita.
Una vez hecho este procedimiento es necesario regar un poco con la ayuda de un vaporizador, evitando que el agua llegue hasta arriba, ya que el sustrato debe de estar húmedo pero no empapado evitando tapar todo el recipiente, meter a la nevera por 3 meses verificando cada semana su evolución.
Pasados los 3 meses ya se pueden sembrar las semillas en macetas tradicionales que tengan abertura para el drenaje del agua, en este proceso es cuando se utiliza la perlita, ya que ésta permite mantener la humedad y evitar que no se compacte. Lo que hay que hacer es llenar 60% de la maceta con turba negra, 30% de perlita y 10% humus de lombriz u otro abono orgánico en polvo.
Con este sustrato se rellena el semillero casi completamente, se coloca una o dos semillas en cada uno, separadas entre sí y cubrirlas con más sustrato, se le incorporará un poco de fungicida ecológico (cobre o azufre), se le da un riego generoso con el fin de empapar perfectamente el sustrato, y finalmente se coloca el semillero en un lugar donde le dé el sol directamente.