Capturar y almacenar la energía térmica para su utilización posterior ha sido hasta ahora una de las formas de producción solar más extendidas en España, aunque con considerables frenos. Pero desde fuera del país nos llegan también otras experiencias que pueden servir de ejemplo para zonas de amplios cultivos en invernaderos como es el sur del país. En la Occitania francesa, la empresa Eiffage Energía está ejecutando un proyecto que consiste en la instalación de 117 invernaderos fotovoltaicos. La finalización de su primera fase está prevista para el próximo mes de marzo y es una apuesta por un modelo cuyo origen está en China pero su uso no está muy extendido en el resto del mundo.
Todo el conjunto de los invernaderos tendrá una potencia total de 11,7 megavatios en picos de demanda (MWh), es decir, cada uno de ellos dispone de 100 kilovatios (Kw). En su interior, se desarrollarán básicamente cultivos como hortalizas, frutos rojos, uvas de mesa, legumbres y varios tipos de árboles frutales. La extensión total será de unos 200.000 metros cuadrados de superficie construida, que se dividirán entre los 92 invernaderos ‘Full Sun’, con una ventana de luz grande; y otros 25 ‘Chess Board’: de manera intercalada, llamada así por sus ventanas en forma de un tablero de ajedrez.
Pero, ¿en qué consiste exactamente su funcionamiento? No es un proceso complejo. En realidad es el mismo que en los demás tipos de invernadero. La única diferencia es que disponen de paneles fotovoltaicos en el tejado para producir energía eléctrica. Concretamente, generan una energía en corriente continua que transforman en energía alterna tres inversores posicionados en la entrada y conectados a la red de Baja Tensión de ENEDIS (Compañía Eléctrica Francesa).
Cada instalación dispondrá además de un sistema de drenaje con una doble función: por un lado será capaz de recoger el agua procedente de la lluvia y conducirla mediante canalizaciones hasta unas balsas de almacenamiento manteniendo limpio el emplazamiento. Por otra parte, el agua almacenada podría ser usada para el riego de los cultivos.
Eiffage ha podido llevar a cabo este proyecto debido a su amplia experiencia en la ejecución de proyectos fotovoltaicos, siendo una de las empresas de referencia en la construcción de instalaciones fotovoltaicas en España.
La puesta en marcha de las instalaciones fotovoltaicas se realizó el pasado mes de diciembre y actualmente se encuentra en fase de ‘dressing’. Esto quiere decir que se está instalando el recubrimiento, que pueden ser plástico, mosquiteras o policarbonato en las fachadas. La utilización de estos materiales está en función del tipo de cultivo. Tras este periodo, la última fase será el reacondicionamiento de los caminos y la instalación de siete depósitos de agua, que se realizarán de forma flexible y accesible para bomberos.
Un escenario positivo
En definitiva, se trata de un proyecto pionero para el aprovechamiento de la energía solar. ¿Podría tener cabida en España? El escenario es posistivo. Según la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) en los últimos años, después de la moratoria de 2012, el sector ha crecido de forma lenta y debido a este escaso aumento de potencia instalada, las principales fuentes de valor del sector se derivan de la operación y mantenimiento de las instalaciones construidas en el pasado, y de la exportación de bienes y servicios.
En los últimos años las empresas españolas del sector fotovoltaico han alcanzado una posición de liderazgo en el mercado internacional y los números lo confirman: en 2015 el valor de las exportaciones del sector fue de 1.653 millones de euros. De acuerdo con el análisis de esta asociación, la contribución sectorial directa al PIB de España de 2015 habría superado los 2.511 millones de euros: un 0,23% del total nacional.
Es decir, la situación es mejorable y la instalación de nuevos proyectos puede contribuir a que el país no solo aproveche más esta fuente de energía renovable y con ello se contribuya a la preservación del medio ambiente, sino que contribuya a que este sector tenga mayor peso en el PIB.