Las descargas de químicos provenientes de la agricultura y minería, así como de aguas residuales urbanas y la camaronicultura, están generando contaminación en el Mar de Cortés, poniendo en riesgo la riqueza del denominado “acuario del mundo”.
De acuerdo con investigadores de diversas instituciones, el Mar de Cortés goza, en general, de buena salud, aunque hay zonas que requieren de especial atención. La mayor parte del litoral del Sur de Sonora y Sinaloa son los puntos rojos en donde deben realizarse acciones de rescate, aunque alarman otros sitios.
Investigadores del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR), señalan que estas áreas enfrentan una situación distinta por la cantidad de nitrógeno y fósforo que se vierte al agua a través de las aguas residuales de la agricultura, asentamientos urbanos y camaronicultura.
El reporte de 2017 de la organización “World Heritage Watch” (WHW, por sus siglas en inglés) acusa a México de no reportar las amenazas sobre la actividad minera que se lleva a cabo en zonas naturales protegidas dentro del Golfo en la península de California.
En Sinaloa, al igual que en Sonora, los desechos de la agricultura y acuacultura representan el principal problema para el amenazado Mar de Cortés. El uso de fertilizantes y agroquímicos desde el valle de la parte Sur de Bahía de Lobos a Yavaros ha provocado serios problemas en Sonora, específicamente en el territorio yaqui.
Los investigadores señalan que el nitrógeno y fósforo en el mar afectan la pesca, el turismo, y todo en general, y eso ya lo vivieron otros países del mundo, quienes tuvieron que buscar formas de mejorar las cargas excesivas de estos elementos.
En EU se han invertido millones de dólares para mejorar prácticas, recuperar los sistemas costeros dañados y mantenerlos sanos. Los asentamientos urbanos al nivel de la costa vierten fósforo y nitrógeno en cantidades excesivas y eso origina un aumento en la productividad orgánica y a su vez una alteración en los organismos de los ecosistemas y la falta de oxígeno.
La explotación pesquera e impactos en zonas de arrecifes, contaminación por aguas residuales y desechos urbanos, así como la urbanización ilegal de las playas, son un peligro para la vida del Mar de Cortés, a la altura de Baja California Sur.
Señalan que el intenso crecimiento poblacional, tanto en la costa de la Península como en la contraparte de la Costa de México, ha incrementado las actividades agrícolas, pecuarias, de acuacultura y pesquera, y con ello todas las consecuencias.
De acuerdo con el Plan de Acción para la Conservación y Aprovechamiento Sustentable de la biodiversidad terrestre y marina de la región Golfo de California y Pacífico Sudcaliforniano, impulsado entre 2011 y 2012, hay al menos once sitios contaminados.
Investigadores del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM advierten que la contaminación por metales pesados provenientes de desechos de la agricultura, acuacultura y minería ha impactado las aguas en Sinaloa.
El Mar de Cortés fue inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO en el 2005, pero advierten que hoy se encuentra bajo amenaza por las actividades del hombre y del cambio climático.