Se espera que para el año 2050 la población aumentará un 30%, por lo que es necesario encontrar nuevas fuentes de proteína a bajo costo y accesibles que cumplan con los requerimientos de aminoácidos esenciales y que tengan funcionalidad alimentaria y nutracéutica para su explotación a nivel industrial, así como por las nuevas tendencias alimentarias.
En México, diversos estudios se han enfocado a las semillas de uso pre-Colombino, tales como los pseudocereales: amaranto, quinoa y chía, catalogadas como las semillas de oro del siglo XXI. Dentro de este grupo de semillas encontramos al chan, un pseudocereal perteneciente a la familia Lamiaceae, donde se encuentra la chía.
La semilla de chan presenta 14% del peso seco en proteínas, cuya fracción mayoritaria son globulinas (39%). La proteína más abundante de las globulinas de chan es la globulina 11S (Hs11S), una proteína de reserva de interés en la industria alimenticia presente en la mayoría de las leguminosas y en algunos cereales como el arroz y la avena.
Las globulinas de amaranto, lupino y soya han sido reportadas como nutracéuticas, ya que disminuyen el nivel de colesterol y de azúcar en sangre al interactuar con la insulina, y por sus actividades anticancerígenas. Además, en otras globulinas 11S, se han encontrado propiedades antioxidantes y péptidos como el lunasin, al cual se le atribuyen propiedades anticancerígenas; por tanto, la Hs11S tendría potencial nutracéutico por su homología estructural y conformacional con dichas proteínas.
Otro beneficio es el perfil de aminoácidos esenciales; el perfil proteínico de la semilla de chan cubre con prácticamente todos los requerimientos establecidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para todos los grupos de edad, excepto un solo aminoácido que es la lisina, cuya deficiencia es característica de la familia Lamiaceae.