El primer inventario formal de orquídeas en México se realizó en 1951, con un registro de alrededor de 600 especies, a la fecha esta cantidad se ha duplicado, se tiene un registro de mil 270 especies aun cuando más de la mitad de su territorio es árido o semiárido, señalan investigadores del Instituto de Biología de la UNAM.
Aseguran que prácticamente en cada sierra, en cada elevación, hay una muestra de orquídeas, más en las zonas húmedas y tropicales del sur, pero también en regiones áridas del norte; lo que las ubica como la tercera familia de plantas con mayor número de especies en nuestro territorio, detrás de las asteráceas y las leguminosas.
Dicen que la mayor parte de la riqueza de orquídeas mexicanas se concentra en el sur, debido a la alta humedad y mayor diversidad. Muchas viven como epífitas, es decir, sobre los árboles, expuestas en las copas y requieren de luz solar, humedad ambiental, neblina y lluvia frecuente para subsistir.
Argumentan que el estado de muchas orquídeas mexicanas es crítico por la destrucción de la vegetación natural que ocurre por la agricultura, ganadería, minería y otras actividades humanas que elimina su hábitat.
Otro problema el comercio ilícito intenso que han dejado bosques completos desprovistos de sus orquídeas para ser malbaratadas, vendiéndolas en las ciudades por unos cuantos pesos.
Reconocen que en los últimos 30 años han descrito 78 nuevas especies de orquídeas, la mayoría son de México, algunas de Centro y Sudamérica, e inclusive de Camerún, en África. Recientemente se han integrado al menos seis nuevas especies de estas flores variadas en colores, tamaños y diseños, caracterizadas por una simetría bilateral y un labelo o pétalo modificado.
Mencionan que en el mundo se conocen unas 295 mil especies de plantas con flores en todas las regiones, según una estimación de la diversidad vegetal publicada en 2016. Cada año, los botánicos descubren y nombran formalmente alrededor de dos mil.