Asegura la organización Rescate del Consumo de la Tortilla en México que el consumo de tortilla de maíz nixtamal disminuyó 40 por ciento en 30 años al perder su sabor y su textura pese a las variedades de maíz criollo que existen en el país, centro de origen de esta semilla.
Menciona que en México no hay una sola tortilla sino cientos de tortillas como tanta variedad de maíces criollos existen, con esta enorme diversidad de maíces, la tortilla está siendo abandonada al ser homogeneizada por la sociedad y por las mismas autoridades al no llevar un registro de quiénes y qué maíces se están sembrando.
Por ejemplo, la tradicional sopa conocida como pozole en la capital se cocina con maíz cacahuacintle, en Guerrero con maíz ancho y en Nayarit con maíz jala. En los estados de Sinaloa y Jalisco se consumen maíces altamente modificados para alta producción, mientras que en otros estados como Oaxaca o Sinaloa ya no se usa maíz local.
Platillos mexicanos como chilaquiles, tostadas, enchiladas y tacos tienen a la tortilla como un ingrediente invisible al que nadie está prestando atención ni en su imagen, calidad y sabor, afectando diferentes áreas económicas, culturales y de salud.
Esta organización considera que es importante recuperar este producto, que ha sido base en la alimentación, tanto en su calidad como culturalmente, frente a la excesiva cantidad de alimentos rápidos que se consumen en la actualidad tanto en zonas urbanas como rurales.