El Itanoní Antojeria y Tortilleria en Oaxaca, México puede parecer un restaurante normal, pero son lugares como estos lo que se necesita para reclamar la diversidad en nuestros campos y en nuestros platos. El restaurante hace sus tortillas de ocho variedades de maíz diferentes, procedentes directamente de los agricultores locales y molidas en piedra por los cocineros.
Los restaurantes de este tipo, junto con una creciente variedad de iniciativas similares, desde los mercados de los agricultores hasta los sistemas de caja y los esfuerzos de ahorro de semillas, son un antídoto urgente contra el impulso aparentemente inexorable hacia la estandarización y la uniformidad en la agricultura en las últimas décadas.
Gran parte de los alimentos que se producen hoy en día se cultiva en monocultivos – vastos campos de un solo cultivo – que facilitan la mecanización de la siembra y la cosecha, cumpliendo con los imperativos para maximizar los beneficios en los mercados competitivos.
Las demandas de los supermercados para la estandarización en el envío, el empaquetado y la exhibición ponen una prima en el producto que es uniforme en forma y aspecto. Los productores están bajo presión para concentrarse en un pequeño número de variedades de cultivos que cumplen con estos criterios – los que no lo son, son rechazados.
Fuente: IIED