En el mundo de la economía, lo único que podemos decir con certeza es que el crecimiento del Producto Interno Bruto es cíclico, esto es, que siempre habrá periodos de expansión seguidos por periodos de contracción. Sin embargo, la gran mayoría de los economistas intentan predecir la duración y magnitud de los ciclos económicos, labor, por demás compleja y multifactorial.
Uno de los factores que puede alterar el ciclo de crecimiento de un país son los cambios políticos y de políticas públicas que se implementan. En el caso de México, hemos visto que en 24 años, el inicio de algunas administraciones han coincido con los ciclos de contracción por shocks externo o desajustes en las finanzas públicas.
El primer año de la administración de Ernesto Zedillo tuvo un inicio atropellado derivado del cambio de en la política de flotación del tipo de cambio. Dicho cambio generó una salida de capitales la cual no pudo ser contenida de manera oportuna, por lo que se tuvo que implementar un plan de ajuste estructural apoyado por instituciones financieras internacionales.
Otro ejemplo de contracción, debido a un cambio interno, fue la alternancia de gobierno que sucedió en el año 2001. El cambio de régimen significó gran cantidad de ajustes en el quehacer público, frenando con ello las tareas regulatorias y de gasto federal; además, coincidió con la contracción del ciclo económico de los EE. UU. al cual México se encontraba fuertemente vinculado.
Las dos administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña, por su parte, tuvieron crecimientos en su primer año debido a que la continuidad en políticas públicas, estabilidad de las finanzas públicas y ciclos económicos internacionales favorables. En el 2019 se observó otro periodo de contracción del PIB por cambios políticos y de prioridades del gasto público. Por lo anterior, es interesante observar que en esta ocasión los ciclos económicos de EE. UU. y de México, por primera vez en la historia, se encuentran desvinculados.
El sector primario, durante los primeros años de gobierno de las últimas cinco administraciones, ha tenido una tendencia diferente a la economía en su conjunto. Se pueden observar crecimientos durante las épocas de contracciones del PIB o bien crecimientos mayores a las tasas de la economía en su conjunto.
Los mayores crecimientos durante el primer año de gobierno, para las actividades primarias, se dieron con Vicente Fox en 2001 y con Felipe Calderón en 2007.
La evidencia a priori marca una tendencia de resilencia del sector primario sobre las demás actividades que conforman el PIB.
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El crecimiento del PIB agroalimentario que computa las actividades primarias y los procesos industriales como cerveza, tequila, tabaco labrado, cuero, químicos, entre otros, es consistente con el comportamiento del crecimiento del PIB primario. El sector agroalimentario de México muestra que es una de las fortalezas del crecimiento económico del país a pesar de los cambios políticos, cambios en políticas públicas o modificaciones de los ciclos económicos mundiales.
Fuente- Grupo Consultor de Mercados Agrícolas