Llega la carne cultivada en laboratorios por ingeniería de tejidos ante la creciente demanda mundial de consumo de proteínas, la competición por lograrlo ha comenzado y en menos de tres años este producto puede estar en los lineales de los supermercados. Una empresa vasca, Biotech Foods, está en esa carrera frente a otras tres compañías, dos de ellas impulsadas financieramente por magnates como Bill Gates y Sergey Brin.
A esta carne se la conoce con diferentes denominaciones como cultivada, artificial, ética o in vitro. A partir de una muestra de un animal vivo (vaca, cerdo, aves o pescado), los investigadores hacen crecer músculo en laboratorios. “Las células proliferan solas en un biorreactor imitando el cuerpo del animal”, detalla Mercedes Vila, cofundadora y responsable científica de Biotech Foods. Lo que interesa es la proteína, por lo que se produce sin grasa o sin uso de antibióticos a diferencia de la ganadería.
El producto, en este caso músculo de cerdo, al que llega Biotech Foods tiene forma de pasta, para que posteriormente la industria alimentaria la transforme en procesados como salchichas, hamburguesas, albóndigas o embutidos.
En esta competición participan cuatro empresas en el mundo. La mayor de ella por capacidad de financiación es la estadounidense Memphis Meats, que dispone de recursos de Bill Gates, fundador de Microsoft, Richard Branson, de Virgin, o del gigante de la alimentación Tyson Foods. En Europa, la holandesa Mosa Meat desarrolla este producto y ya presentó un modelo de hamburguesa realizada con carne cultivada. Entre sus accionistas se encuentra Sergey Brin, fundador de Google, que en julio inyectó ocho millones de euros a la compañía. Por último, la menos conocida por el momento es la israelí llamada Supermeat.
“La carrera actual pasa por conseguir un precio similar al de la carne convencional”, explica Vila. Biotech Foods ya puede producir en laboratorio varios kilos de carne in vitro, pero el siguiente paso es fabricar toneladas a escala industrial en biorreactores. Para eso, actualmente busca alrededor de dos millones de euros de posibles socios, tanto puramente financieros como otros estratégicos de la industria alimentaria.
La filosofía de este negocio es simple; la ganadería es insostenible ante una población mundial creciente y que incrementa el consumo de proteínas de uso animal. Además, como recuerda Vila, el 25% del uso de la tierra y del agua procede del ganado. “Tenemos un problema de sostenibilidad”. Peor si se tiene en cuenta que estos animales ya emiten casi tantos gases de efecto invernadero como el transporte, el 14% del total de las emisiones, según la FAO. Este organismo de Naciones Unidas refleja que la demanda mundial de carne se prevé que aumente en un 70% para alimentar a una población de 9.600 millones de personas en 2050.
En juego hay un negocio milmillonario; para 2021 se espera, según datos de la firma vasca, que la cuota de mercado del 1% de la carne consumida a nivel mundial, lo que significa un negocio de 8.700 millones. Para 2030, las proyecciones alcanzan el 8% de cuota.
La empresa, con sede en San Sebastián, ha creado su propio nombre para el producto, el de carne ética (con una marca en inglés: Ethica Meat), debido a varias razones: reduce el impacto ambiental de la ganadería, es libre de grasas y de antibióticos, y no se necesita sacrificar animales, un último motivo por el que puede interesar a vegetarianos. El reto es tener una demostración de producto a final de año.
“Está buena, está sabrosa y es sostenible”, asegura la responsable de Biotech Foods sobre la barrera cultural que puede suponer para el consumidor. “Queremos que sea fácilmente entendible. No hay química. Las células crecen a su ritmo. El producto es natural”.
La compañía fue impulsada por cuatro emprendedores y tiene a Inter Alloys & Investments (rama inversora de la vasca de ferroaleaciones Inter Alloys) y al centro público CIC Nanogune como socios. Ha recibido alrededor de 600.000 euros de financiación de organismos como el CDTI, el Ministerio de Ciencia, la Diputación Foral de Guipuzkoa y la entidad municipal Fomento de San Sebastián.
Pretende tener listo su producto para la venta en 2021. Para eso, antes debe ser aprobado por la UE. La regulación comunitaria sobre nuevos alimentos de 2015 ya contempla que aparezcan estos productos procedentes de cultivos celulares.