De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en México, el 24 por ciento de la población realiza actividades relacionadas con la agricultura, sin embargo, las técnicas actuales tienen fuertes impactos socioambientales, entre ellos el tiempo que tarda la producción, la pérdida de cosechas por el clima y la erosión de la tierra que poco a poco se vuelve inutilizable.
La tecnología podría significar la solución bajo el concepto de agricultura de precisión (AP); sin embargo, México aún está muy lejos de aprovechar sus beneficios, en parte porque su implementación no es fácil, y en parte por su inaccesibilidad en términos económicos, pero todo esto podría cambiar y el primer paso es fomentar una cultura de instrucción e información.
El maestro Julio César Escobar, gerente de proyectos de AP para Hispanoamérica por parte de la empresa John Deer, explicó al Foro Consultivo Científico y Tecnológico, en entrevista durante la exposición México Alimentario 2018, que esta tecnología realmente no es compleja una vez que se aprende a utilizarla, y debe de ser un trabajo en equipo entre academia, industria, gobierno y agricultores.
La empresa John Deer ha comenzado a generar sinergias con la academia por medio de universidades como la Universidad de Tamaulipas, que incluye en sus planes de estudio materias de AP. Sin embargo, de nada serviría que los jóvenes conozcan la tecnología si no pueden implementarla por sus costos elevados; actualmente un sistema de autoguiado ronda los 550 mil pesos.
Al respecto, el maestro explicó que uno de los objetivos que tienen ellos como parte del sector empresarial, así como la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), es que la tecnología sea escalable a la inversa, que los productores de medianos y bajos ingresos puedan tener acceso a ella.
“Lo importante es que el distribuidor haga con el productor una simulación financiera y que sepa, de acuerdo a su historial, cuánto gana y cuánto podría beneficiarse (de la tecnología) para saber si le conviene rentar o no el equipo y si podrá amortizar los gastos”, dijo Escobar.
Comenzar a implementar este tipo de innovaciones para asegurar que haya suministros alimenticios y el debido cuidado de la tierra se vuelve especialmente relevante, en especial si se considera que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que para el año 2030 la población mundial será de 8.5 mil millones de personas y para el 2100 ascenderá a 11.2 mil millones.
Al respecto, el maestro explicó que la SAGARPA ha apoyado y fomentado el uso de la AP con estímulos de subsidios a nivel nacional para que los productores utilicen las tecnologías de precisión, desde sembradoras hasta equipos satelitales. “Esto va a ser una herramienta para los investigadores, los maestros y los ingenieros agrónomos”, concluyó.