El senador, “sin partido”, Armando Ríos Piter y otros que le acompañaron, presentó ante el pleno del Senado de la República una iniciativa por la que solicita expedir una Ley para eliminar la dependencia de las importaciones de maíz de Estados Unidos. Con dicha propuesta, según los firmantes, se busca garantizar la producción, abasto, distribución del maíz para la economía nacional y el consumo popular.
Los argumentos de aquéllos son que actualmente se compra a Estados Unidos 12 mil 748 toneladas de maíz, y que a más de 20 años de integración comercial con el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), el país enfrenta una situación de riesgo en el abastecimiento de alimentos, por lo que ante los continuos ataques del presidente Donald Trump “el gobierno mexicano está obligado a velar por el interés nacional y garantizar la protección de la Seguridad Alimentaria así como la preservación de Seguridad Nacional”. La intención de la iniciativa es diversificar mercados y apostarle al mercado interno. Sale mucho más barato comprar el maíz a Brasil, que a los E.U., señalan en el documento (9 dólares por tonelada y 15 millones de dólares en total).
¿Y por esa cantidad nos vamos a pelear? Es lo primero que preguntan los especialistas que sí saben del asunto. ¿Acaso el senador Ríos Piter y los demás senadores firmantes no saben que desde 2009 se abrió el mercado de Brasil y Argentina y otros mercados de los cuales importamos cuando son más competitivos que Estados Unidos?
Otros especialistas sugieren a los senadores que en lugar de perder el tiempo con el tema de las importaciones de maíz proveniente de Estados Unidos, propongan algo más contundente y más benéfico para los productores mexicanos. Por ejemplo, que cancelen las importaciones de jarabe de maíz de alta fructosa de dicho país, que actualmente son de 1.5 millones de toneladas (mismo nivel que se ha mantenido en los cuatro últimos años). ¡Eso sí les dolería a nuestros “partners”, señores senadores! Exclaman los especialistas.
Con la cancelación de importaciones de HF, automáticamente se beneficiaría a más 160 mil productores de caña, quienes obtendrían unos 500 millones de dólares al año, pues el endulzante de jarabe de maíz ha desplazado el consumo de azúcar nacional, en donde sí somos autosuficientes. Además, los productores de azúcar líquida en México han acusado a las fructoseras norteamericanas de “dumping”, ante la secretaría de Economía. Pero la autoridad comercial mexicana “ni los ve ni los oye”, pues siempre ha tenido miedo de “jalarle la cola al tigre”. Pero ante las constantes amenazas de Donald Trump de que va a renegociar el Tratado de Libre Comercio, como que es buen momento para “fajarse los pantalones”, acotan los “agroyuppies”.