En la ceremonia de toma de protesta de Bosco de la Vega como nuevo dirigente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), el presidente Enrique Peña Nieto reiteró que el sector agroalimentario se ha consolidado como uno de los motores de la economía, que genera ingresos de divisas a nuestro país mayores que el petróleo, el turismo y las remesas. En 2016 las exportaciones agropecuarias de México fueron muy cercanas a los 30 mil millones de dólares, lo que es bastante bueno.
Bosco de la Vega, refrendó al Presidente Peña Nieto el respaldo del Consejo ante la inminente renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con los Estados Unidos, y se comprometió a que en materia de negociaciones tratarán de acelerar acuerdos y planes con Europa, Medio Oriente, Sudamérica, y Asia-Pacífico, buscando nuevos horizontes y promoviendo la diversificación de mercados. Casi extasiado, le pidió al presidente de la República un par de deseos: El primero, una Reforma al campo mexicano. El segundo, que, en las negociaciones del TLC con los Estados Unidos, se incluyera al secretario de Agricultura, José Calzada Rovirosa. Ya encarrerado prometió que en su mandato va a “reposicionar” al sector.
Los “agroyuppies” que asistieron al evento se quedaron perplejos y preguntaron: ¿Para qué una Reforma al campo? ¿Qué se va a reformar? ¿Por qué pedir una reforma en el quinto año de gobierno? Ni ellos mismos pudieron responder. Se recordará que, al principio de la actual administración, cuando se aprobaron las llamadas “Reformas estructurales”, tanto el secretario de Agricultura de aquél entonces, Luis Martínez y Martínez, como diversas organizaciones campesinas pedían a gritos una reformita al campo. Pero el presidente de la República y el secretario de Hacienda, quienes fueron lo “arquitectos” de todas las reformas (energética, laboral, financiera, de telecomunicaciones…) “ni los vieron ni los oyeron”, tal vez porque consideraron que no había nada qué reformar porque el sector agropecuario “iba en caballo de hacienda”.
En cuanto a la inclusión del secretario Calzada en las negociaciones del TLC, todo mundo sabe que quienes negocian directamente con nuestros socios estadunidenses son los secretarios de Relaciones Exteriores y de Economía. Si bien es cierto consultan con los funcionarios de la Sagarpa cualquier asunto que se “ponga sobre la mesa”, nunca los han invitado a negociar directamente. Además, como que, tanto al secretario como a los subsecretarios de Agricultura, como que los temas que tienen que ver con el TLC no les interesan mucho. Ahí está el caso de los “Acuerdos de Suspensión” que México y Estados Unidos firmaron, al margen del TLC, para que México “moderara” sus exportaciones de dulce de caña a Estados Unidos, como “castigo” por una acusación de “dumping y subsidios” de las poderosas compañías refinadoras norteamericanas. En este asunto, los de la SAGARPA “ni las manitas metieron”, todo se lo dejaron a la secretaría de Economía, que aceptó, prácticamente sin chistar, las nuevas condiciones que nos pusieron nuestros “partners”, mismas que afectan a los industriales del ramo quienes porque ahora exportan casi la mitad de azúcar a Estados Unidos de lo que enviaban hace tres años, antes de la firma de los susodichos acuerdos.
Por otro lado, para nadie es un secreto, mucho menos para los “agroyuppies”, que el secretario de Economía Ildefonso Guajardo y Bosco de la Vega “no se pueden ver ni en pintura”. Dicen aquellos que por las ríspidas negociaciones que mantuvieron Economía y su contraparte estadunidense por el “conflicto de la papa”. Bosco es “El rey de los paperos”, y tal vez se sintió relegado por Ildefonso Guajardo, dicen los enterados. En fin, parece que ese deseo no se lo pueden conceder al presidente del CNA.
Y en cuanto a “reposicionar al sector agropecuario”, los observadores comentan: Como que para qué. Nosotros creíamos que ya estaba posicionado, agregan. Tal vez lo que quiso decir el señor Bosco de la Vega es que hay que reorientar las decenas de miles de millones de pesos del presupuesto Federal al campo, para que este sea mucho más eficiente y productivo. Pero “esas es otra cosa, mariposa”.