Hoy vence el plazo para que el Departamento de Comercio de los Estados Unidos decida si le “perdona la vida” a los industriales azucareros mexicanos o los condena a que paguen elevados impuestos por las exportaciones de azúcar que nuestro país realiza a los Estados Unidos.
Si aceptan la renegociación de los Acuerdos de Suspensión como lo plantean los industriales azucareros americanos, en donde proponen que de la cuota de 1 millón de toneladas que le asignarán a México, se exporte el 85% de crudos y el 15% de refinado, no habrá cobro de aranceles. En caso contrario “nos van a cepillar”, afirman los “agroyuppies azucareros. México está pugnando porque la mencionada cuota sea de 70-30 (refino y rudos, respectivamente).
La pregunta que se hacían la semana pasada los especialistas en “polvito blanco” era: ¿Podrán México contra el poderío azucarero norteamericano?
Y es que mientras México espera la decisión del 5 de junio, los azucareros norteamericanos seguían atacando por aire, mar y tierra. Primero publicaron un desplegado en The Washington Post en donde acusan a México de provocar (por la exportación de azúcar a esa nación) el cierre de ingenios en Hawái. Luego, en un artículo del Financial Times se destaca el poderío del “Barón del azúcar”, Alfonso Fanjull, no sólo como gran empresario sino por su estrecha relación con el secretario de Comercio de los Estados Unidos, Wilbur Ross y las millonarias contribuciones que hizo al partido Republicano para la campaña de Donald Trump, lo que sin duda, señalan los que saben del asunto, será determinante en la decisión final de la negociación de los Acuerdos de Suspensión.
En opinión de los especialistas, lo anterior deja en claro que tanto el gobierno norteamericano como los refinadores de aquella nación, principalmente la familia Fanjull, querrán todos los beneficios para los azucareros americanos, a pesar de que el susodicho empresario es propietario en México del ingenio San Nicolás, mismo que adquirió hace casi un lustro, y del cual ha gozado en los últimos años de los precios más altos registrados en la historia de la industria azucarera mexicana.
Para el sector y participantes del mercado azucarero sería ideal que la Secretaría de Economía se pronunciara contra esta avalancha de noticias y desplegados del sector azucarero norteamericano, y fijara una postura más enérgica en torno a este asunto. Lo mismo deberían hacer los dueños de los ingenios.
¿Será que, Juan Cortina, actual presidente de la Cámara Azucarera, teme que al final pese el resentimiento del señor Wilbur Ross, que hace casi dos décadas fue “chamaqueado” por el propietario del Grupo Azucarero México, Juan Gallardo Thurlow, con la venta de los bonos senior que colocó en aquella nación y que después recompro a precios de “ganga”? Preguntaban los malosos.