Lo bueno: ya hay nuevo acuerdo azucarero. Lo malo: que les dimos todo lo que nuestros “partners” pidieron.
Los agroyuppies de la primera generación, los mismos que renegociaron el Tratado de Libre Comercio en 1993, los que a última hora incluyeron las famosas “cartas paralelas” que pusieron en desventaja el libre comercio del azúcar con los Estados Unidos, se quedaron perplejos cuando se enteraron del contenido del nuevo acuerdo de edulcorantes que alcanzaron la semana los gobiernos de México y de Estados Unidos.
Lo feo: que tuvimos que ceder a todo lo quisieron nuestros socios comerciales, lo que parece un preludió de lo que será la renegociación del TLC con Estados Unidos. Diga usted si no hay motivos para ser pesimistas:
La semana pasada, el Secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, y el secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, anunciaron un nuevo acuerdo de principio para suspender el antidumping y los derechos compensatorios contra las importaciones mexicanas de azúcar en los Estados Unidos. “Hemos conseguido que la parte mexicana acepte casi todas las solicitudes realizadas por la industria estadounidense para solucionar las fallas en el sistema actual y garantizar un trato justo a los productores y refinadores de azúcar estadounidenses. Me complace decir que el secretario Guajardo y sus colegas han sido socios honestos y han colaborado para buscar una solución justa y sostenible –esto es un buen presagio para nuestra relación a largo plazo”, dijo el secretario Ross.
Y abundó: Estos nuevos acuerdos entre los gobiernos de Estados Unidos y México, así como la industria azucarera mexicana, previenen el dumping del azúcar mexicano y corrigen los subsidios que recibe la industria azucarera mexicana. El acuerdo aborda las preocupaciones de la industria azucarera estadounidenses y previene el daño a otras industrias de Estados Unidos, incluyendo a los confiteros, los productores de bebidas y los cultivadores de maíz, que podría haber resultado de no haberse alcanzado un acuerdo.
Sin embargo, Ross declaró que “Desafortunadamente, a pesar de todas estas ganancias (por no decir que “nos ensartaron”, acotan los agroyuppies), la industria azucarera estadounidense ha dicho que no puede apoyar el nuevo acuerdo, pero esperamos que se pueda progresar más durante el proceso de redacción”. Pero seguimos confiando en que este acuerdo defiende a los trabajadores estadounidenses en muchas industrias y es la mejor manera de asegurar la estabilidad y el crecimiento, precisó.
En otras palabras, a pesar del júbilo que manifestaron el secretario de Economía Ildefonso Guajardo y el presidente de la Cámara Azucarera, Juan Cortina por la “empinada” que nos pusieron los vecinos, todavía no se puede cantar victoria porque “Los barones norteamericanos del azúcar” exigen que sólo se les vendan crudos para que ellos los refinen y hagan el mejor negocio de su vida. En otras palabras, quieren que los productores mexicanos (cañeros, cortadores, obreros…) sigan haciendo el trabajo que “ni los negros quieren hacer” –Vicente Fox dixit–, en Estados Unidos.,