Mientras el canciller mexicano, Luis Videgaray, y el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, mantienen su estrategia de darle a la población “atole con el dedo” en el tema de la renegociación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, declarando en todos los foros y a los medios de comunicación que nuestros vecinos se volvieron comprensivos y generosos y hasta educados porque ya no tratan a los funcionarios mexicanos con la punta del pie, el Departamento de Comercio norteamericanos amenazó al gobierno de México con hacer efectivos impuestos a las exportaciones de azúcar a aquél país.
Después de llegar a “un punto muerto” que las negociaciones de los Acuerdos de Suspensión (firmados en 2014 para evitar sanciones al gobierno de México y a los dueños de los ingenios mexicanos por “dumping” y subsidios en las ventas de azúcar a nuestros vecinos, el Departamento de Comercio norteamericano notificó formalmente al de México su intención de aplicar impuestos a partir del 5 de junio de 2017, a menos que exista una solución satisfactoria para los refinadores de aquel país, lo que provocaría enormes pérdidas para la industria nacional, además de afectar a cañeros, obreros y otros participantes.
El secretario de Comercio del país vecino prácticamente declaró que le dolían en el alma «esas medidas, pero que eran necesarias”, y dijo estar confiado en no llegar a esa situación dolorosa de cobrar impuestos. Pero si no hay acuerdo, pues con toda la pena “nos van a abrochar”. interpretaron los especialistas mexicanos en la materia. ¡Cínico! Le grita el respetable a al funcionario.
En marzo de 2016, Wilbur e Ildefonso Guajardo, le dieron a la población mexicana otra dosis de hipocresía, al anunciar un renovado esfuerzo para resolver los problemas que se han generado por el incumplimiento de los Acuerdos de Suspensión, en los que los azucareros mexicanos se comprometieron a vender 1.2 millones de toneladas de azúcar (53% de la calidad Refinada y 47% de crudos), pero no ha cumplido al pie de la letra.
Aprovechando las inconsistencias, y utilizando todo tipo de marrullerías, los refinadores norteamericanos demandaron a su gobierno que modificara las condiciones de lo multicitados acuerdos; platearon que México les exportara 85 % de crudos y 15 % de Refinado, a los cual los dueños de los ingenios se opusieron, argumentando que esa propuesta era ofensiva y hasta humillante pues con ella pretenden que los azucareros mexicanos sólo se conviertan en proveedores de crudos ( que es más barato), y dejar el negocio a los refinadores de aquel país. Vale la pena recordar que en la administración de Obama les ofrecieron 70 por ciento de crudos y 30 por ciento de refinada, que dicho sea de paso también era una propuesta indecorosa. Pero la del 85/15 “no tiene madre”, exclamaron los negociadores mexicanos.
Lo indignante del asunto, es que ante las amenazas de nuestros vecinos de aplicar la “quebradora” a la industria azucarera mexicana, el secretario de Relaciones Exteriores y el de Economía, no se atreven a alzarles la voz al vecino.