Ahora que se aproxima la primavera es muy común ver en los supermercados, mercados y tianguis una gran cantidad de frutas ricas en agua como el melón, que por ser frutas de temporada se encuentran a muy bajo costo. Sin embargo, existe un melón japonés considerado el más caro del mundo, su precio multiplica por miles al de uno convencional, pues ha llegado a costar hasta 18 mil euros el kilo.
Este melón que recibe el nombre de Yubari proveniente de la ciudad donde se cultiva que es Yubari, en Hokkaido, Japón; son cultivados en invernaderos y cada uno de ellos es cubierto con un pequeño sombrero para protegerlos del mal clima.
El primer par de melones de la temporada se subastan con un costo mayor y siempre en el mes de mayo, ya que se consideran los mejores del año, en 2008 se subastó a un precio de récord de 2,5 millones de yenes (más de 18.000 euros), el equivalente a un coche.
Lo que le da ese valor es que se siembra en una localidad situada en la isla más septentrional de Japón, Hokkaido; donde la tierra de la zona es rica en ceniza volcánica, agente que actúan en la creación de un producto tan especial, aunque ese no es el más importante.
Lo que le da el carácter exclusivo a los melones Yubari King es su cuadriculado cultivo, que por medio de estructuras de tuberías de riego estudiadas matemáticamente y cuya formación y funcionamiento se mantienen en secreto; controlando a cada momento la temperatura y pureza del agua; y sin dejar a la suerte la humedad gracias a complicados sistemas de invernaderos.
Estos melones no son una especie autóctona, es el resultado de un cruce realizado en 1961, entre el melón americano ‘Cantaloupe picante’ con una modalidad redonda de melón europeo. El resultado exterior es una esfera perfecta con una corteza lisa salpicada por una fina trama en forma de red y un grueso tallo con una característica forma de ‘T’.
En el interior, una carne pulposa y fina de color oro contiene un sabor explosivo que une el dulzor con un tenue picante. En Japón, este melón es un símbolo de estatus y normalmente se suele comprar para obsequiar a alguien de una manera muy especial. En Yubari, su cultivo genera el 97% de la renta agraria de la región y el Gobierno nipón persigue estrictamente a los falsificadores del producto.