Las nuevas tecnologías hacen más productivo al campo y pueden lograr lo que busca el presidente Macri: sumar mayor valor agregado a las commodities del campo.
Hablar de Argentina siempre ha sido hablar del campo. Pero del famoso granero del mundo de fines del Siglo XIX al supermercado del mundo que mencionó el presidente Mauricio Macri, mucho ha cambiado.
Cosechadoras, sembradoras, tractores, arados de disco y fumigadores suenan a herramientas del siglo pasado. Pero no son las únicas. El modelo agro exportador transita un camino de transformación, con la tecnología como aliado fundamental para mejorar sus procesos. ¿Cómo puede la innovación insertar al agro en el Siglo XXI? Las herramientas clásicas para trabajar la tierra encuentran en Internet de las Cosas y la Nube aliados estratégicos para mejorar la productividad y anticiparse a catástrofes climáticas.
En la viticultura se incluyen sensores para monitorear el estado de las uvas e incluso predecir el brote de plagas de hongos. También existen dispositivos capaces de medir la temperatura ambiente, la humedad, la presión atmosférica, entre otras variables, para transmitir esos datos a los sistemas de riego y climatización para que respondan a los cambios en las condiciones. En países como Costa Rica o Chile se han desarrollado controles de irrigación, optimizando el uso de agua y reduciendo su consumo en un 70%.
En Argentina, el agro comienza a entender que el uso de la tecnología representa una buena oportunidad, tanto por reducción de costos como por incremento de la productividad. El sector se encuentra en un momento de expansión, producto de las distintas medidas políticas y económicas que lo impulsan. Hoy ya se aplican sistemas de riego inteligentes, por su capacidad de medición de humedad y su habilidad para tener en cuenta el pronóstico del tiempo para los próximos días, determinando en función del mismo qué cantidad de agua utilizar para el riego.
Otro ejemplo concreto son las aplicaciones que operan de forma offline y online, que permiten recibir notificaciones de actividades o consumos de los distintos insumos. Esta información, integrada de manera transparente a otras aplicaciones de negocios, se conjugan en la nube para mantener actualizada, ágil, segura y disponible la información que se recopila.
De esta manera, se optimizan las decisiones de negocio, permitiendo gestionar el campo directamente desde smartphones o tablets. De cara al sector, es importante que las empresas de tecnología tengan en cuenta varios factores a la hora de comercializar este tipo de soluciones. En principio, comprender el negocio. Luego, determinar la importancia de los proyectos.
Una estrategia para facilitar la evaluación de nuevas soluciones y tecnologías es la construcción de pilotos; limitarlos a un grupo de tareas, personas o áreas de trabajo. De esta forma podemos definir qué beneficios esperamos, medir los resultados y contrastar contra los objetivos propuestos, retroalimentar el proyecto y luego volver a medir hasta finalmente poder llegar a una conclusión para luego replicar y escalar.