México apuesta a que el Congreso de EE.UU. no respaldaría a Trump si éste decide sacar a su país del acuerdo. A la vez mantiene líneas rojas: el salario mínimo no está sujeto a negociación.
México llegó a las negociaciones trilaterales a la defensiva y en un mal momento, según analistas, debido a la precampaña electoral. «México entró en una negociación que le ha sido impuesta y no tiene un proyecto consensuado sobre lo que se quiere», afirma el catedrático de la Facultad de Economía de la UNAM, Zirahuen Villamar. El economista, que realiza un doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad Libre de Berlín, advierte que llegar en estos momentos a una negociación sobre un tratado de importancia estructural para la vida económica y social del país «nos ha cogido con los dedos en la puerta».
No hay un proyecto consensuado
Según el analista, México no ha definido una política industrial y tiene un problema de definición de intereses, no hay un proyecto consensuado entre empresarios, trabajadores, sindicatos, partidos políticos y gobierno. «Eso lo saben analistas estadounidenses y canadienses. Desde la perspectiva mexicana, el calendario que más preocupa es el de las elecciones. Para México hubiera sido mucho mejor esperar hasta después de las elecciones y empezar una negociación cuando comience un nuevo gobierno que tuviera un poco más de legitimidad y con un mayor respaldo popular», afirma.
México, Estados Unidos y Canadá se proponen llegar a un acuerdo antes del 31 de enero de 2018 para modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, según sus siglas en inglés). México está presionado por las elecciones presidenciales que tendrán lugar en julio de 2018.
Pérdida de empleos y balanza comercial
El TLCAN entró en vigor en 1994. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenaza con sacar a su país del acuerdo, argumentando que ha provocado pérdida de empleos y un déficit comercial frente a su vecino del sur. El volumen comercial entre ambos países es de unos 532.000 millones de dólares. Un 80% de las exportaciones de México tienen como destino Estados Unidos, mientras que éste exporta a México mercancías equivalentes a un 16% de sus exportaciones totales.
«El TLCAN es la acción de política internacional más importante que ha tomado México en los últimos 30 años y que ha tenido impacto, en terminos generales, positivos para el país», afirma por su parte Gustavo Vega, Secretario General del Colegio de México. El acuerdo, según Vega, le ha permitido a México modernizar institucionalmente al país. «Ha tenido una especie de estabilidad en el ámbito económico que le ha permitido generar muchas cadenas globales de valor».
Defender el tratado a toda costa
«Lo van a defender a toda costa para que se mantenga, y de ser posible que se modernice. Vienen las elecciones, ni modo, hay que encararlas», afirma. «No queremos regresar hacia atrás», sostiene el académico del COLMEX. «De cara a las elecciones incluso puede ser benéfica esta negociación porque obliga a las reglas de transparencia y democracia a los que nos están gobernando».
Vega afirma que los negociadores de México parten del supuesto de que las amenazas de Trump de salirse del acuerdo son una estrategia para presionar la negociación. «No creen que Estados Unidos se salga por todo el cúmulo de intereses que están a favor del acuerdo y todas las implicaciones políticas y económicas que supondría una salida. Parten del supuesto de que legalmente el presidente podría sacar a su país del acuerdo, pero hay una ley paralela que se implementó con el TLCAN, y el desmantelarla y todos los efectos jurídicos que ello implica tendría que autorizarlo el Congreso. Sucedería lo que pasó con la reforma sanitaria de Obama. No la logró quitar, el Congreso no lo apoyó y sigue en vigor».
Bajos salarios: «línea roja para el gobierno mexicano»
La política de bajos salarios que mantiene el gobierno mexicano para atraer inversiones es una línea roja, que la parte mexicana no está dispuesta a negociar.
Hace unos días el líder del sindicato más importante del sector privado de Canadá (Unifor), Jerry Dias, señaló que los salarios en México son tan bajos que no permiten una real competencia entre los tres países y provocan una fuga de caitales productivos de Canadá y Estados Unidos. El líder sindical destacó que México tiene el 8% del mercado automotriz, pero el 45% de los empleos. Agregó que en Canadá han cerrado cuatro plantas de vehículos, en Estados Unidos diez y en México se han abierto ocho.
«México está dispuesto a modernizar el acuerdo laboral con EE.UU. y comprometerse a un cumplimiento de la ley, aceptar que haya sanciones cuando haya violaciones sistemáticas, pero no va a aceptar que se imponga un salario mínimo, eso sí es una línea roja», afirma Vega.
Diversificación de mercados
Zirahuen Villamar considera que sería fabuloso que la presión estadounidense se tradujera en que México diversificara sus mercados. Pero hay un gran pero. «La diversificación de mercados pasa necesariamente por tener una política industrial y económica que se oriente hacia eso y no la tenemos. ¿Cómo vamos a remontar el 81% de las exportaciones que destinamos a Estados Unidos hacia otros destinos?», pregunta.
El académico recuerda que el segundo socio comercial de México es la Unión Europea, adonde se destina apenas un 5,1% de las exportaciones mexicanas. «El darle la vuelta a esa dependencia comercial hacia Estados Unidos no sucederá en una generación porque primero hay que implementar una política económica e industrial orientada hacia la diversificación y porque en el resto del mundo debe haber condiciones propicias para que se consuman nuestros productos. ¿Cómo darle la vuelta a esta monoglobalización?», se pregunta el académico y responde: «La veo complicada».