En la Cámara de Senadores se discutió y se puso a votación una iniciativa por parte de la Comisión de Salud, en la que se tiene como punto de acuerdo la realización de informaciones e investigaciones gubernamentales que arrojen diagnósticos pertinentes sobre la presunta toxicidad del herbicida llamado glifosato.
El glifosato es desarrollado para eliminación de hierbas y de arbustos, es absorbido por las hojas y no por las raíces, se puede aplicar a las hojas de forma inyectada o pulverizada a los troncos y tallos, su efectividad se observa cuando las hojas toman un color amarillo por la inhibición de la enzima 5-enolpiruvilshikimato-3-fosfato (EPSPS).
El herbicida ha sido utilizado en semillas y cereales que se han hecho resistente al efecto como maíz, algodón, canola, alfalfa, algodón, trigo y soya, no tiene restricciones de uso en ningún país aunque Italia, Argentina y Francia son países en desacuerdo del uso de glifosato debido a efectos cancerígenos y de alteración endocrina que se descubrieron en estudios realizados por aquellas naciones.
En México, el uso de este herbicida es completamente legal porque no existen efectos adversos para la salud humana según un estudio realizado en Alemania, lo utilizan grandes y medianos productores y marcas como Monsanto, a quien se le otorgó un permiso por parte de las autoridades gubernamentales para comercializar soya genéticamente modificada por el uso de glifosato, en los municipios de Othón P. Blanco y Bacalar, Quintana Roo. El uso del herbicida tiene el riesgo de disipa a los mantos acuíferos subterráneos, afectando todas las formas de vida cercanas debido a la porosidad del subsuelo en la península, según estudios realizados por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente del Estado de Yucatán.
Fuente: biodiversidadla.org