Un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que ante el cambio climático y la creciente presión sobre los recursos hídricos, los cactus o nopales originarios de México son uno de los cultivos más importantes del siglo XXI.
Este estudio de la FAO, junto con el Centro Internacional de Investigación Agrícola en las Zonas Secas (ICARDA) menciona que la resistencia del cactus en zonas áridas, su capacidad para sobrevivir a las sequías y para almacenar agua lo convierte en un instrumento importante para la seguridad alimentaria.
Señala que aunque la mayoría de los cactus no son comestibles, las especies del género Opuntia ficus ha sido introducida en 26 países más allá de su tierra de origen México, por ejemplo en Madagascar el nopal ha sido fundamental para garantizar la subsistencia de personas y animales afectados por una larga crisis alimentaria.
En Etiopía la planta ha demostrado ser esencial en terrenos donde otros cultivos han fracasado, mientras que Brasil cuenta con más de 500 mil hectáreas de plantaciones de cactus y hay también tradición del cultivo en Argentina, Bolivia, Chile y Perú.
La planta se encuentra igualmente en granjas de Argelia, Marruecos, Túnez o Sudáfrica y en países como India, Pakistán y Kenya, donde se registra un incremento en su producción y uso.
Sin embargo, asegura que en gran parte de esos países el nopal es explotado sobre todo como forraje para animales, pese a que en México está incluido en la tradición culinaria desde hace siglos y el consumo promedio anual es de 6.4 kilogramos por persona.
El estudio resalta que el consumo del nopal se extiende lentamente ante la necesidad de plantas resilentes frente a la sequía, la degradación de los suelos y el aumento de las temperaturas. Las especies Opuntias se cultivan en pequeñas granjas, se cosechan en el medio natural en más de tres millones de hectáreas y con mayor frecuencia se producen mediante técnicas de riego por goteo en pequeñas explotaciones como cultivo primario o suplementario.
Asimismo, menciona la capacidad del nopal para almacenar agua, que lo convierte en un “pozo” botánico capaz de suministrar hasta 180 toneladas de agua por hectárea, suficiente para mantener a cinco vacas adultas.
Dijo que aunque la planta no funciona solamente como reserva de agua, sino también de bióxido de carbono (un compuesto orgánico fundamental para el sostenimiento de la biósfera) en regiones áridas y semiáridas, donde el clima es más errático, en tiempos de sequía, la tasa de supervivencia del ganado es mucho más alta en granjas con plantaciones de cactus. Ejemplares más populares como la “Opuntia ficus” pueden sobrevivir a temperaturas de hasta 66° C, aunque la fotosíntesis comienza a alterarse a partir de los 30° C.
El estudio arroja que aunque ha habido un aumento generalizado en el cultivo del nopal en las últimas dos décadas, aún queda mucho por hacer para convencer a los productores que la planta puede dar altos rendimientos y buena calidad si recibe atención adecuada.