Por casi 60 años Japón ha sido el principal importador de maíz en el mundo, pero para el ciclo comercial 2017 – 2018, México se convertirá en el principal importador convirtiéndose en el mayor dependiente del extranjero de ese cereal, proyectó el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).
El organismo calcula que en el ciclo de septiembre a agosto del siguiente año, México importará cerca de 16 millones 500 mil toneladas de maíz, casi todas de Estados Unidos; volumen que representa 13 por ciento más de las compras que México hizo al extranjero en el ciclo 2016 – 2017.
Será 10 por ciento superior a las 15 millones de toneladas de maíz que el USDA estima que importará Japón en el periodo 2017 – 2018. Según la UDSA, en los últimos 10 ciclos comerciales, incluyendo el actual, Japón redujo sus compras en 6 de ellos, mientras que México las incrementó en 7.
El director de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), Juan Carlos Anaya Castellanos, señaló que en este año calendario que está por terminar, México batirá el récord no sólo en la importación de maíz, sino en otros granos y oleaginosas.
Asegura que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) no ha hecho lo suficiente para elevar la producción, en particular en los estados del sureste propicios para producir maíz, arroz y otros granos.
Refirió que de enero a noviembre el país llevaba importadas 31 millones 240 mil toneladas de diferentes granos, 5.5 por ciento más que en el mismo lapso del 2016, por las que fueron pagadas 7 mil 855 millones de dólares, 3 por ciento más que en el mismo período del 2016.
Del volumen total, el 47.0 por ciento fue de maíz, 19.1 de soya, 14.2 de trigo, y 3.5 por ciento de arroz. Mientras que las importaciones de maíz y arroz representan el 37.3 y 91 por ciento del consumo interno, respectivamente.
Anaya Castellanos explicó que las importaciones de maíz derivan del crecimiento que sigue mostrando el sector pecuario, quien utiliza ese grano como parte del alimento para engorda de reses, cerdos y pollos, además de que en 2017 la producción nacional de este cereal bajó de 28 a 26 millones de toneladas, un 7.1 por ciento.
También lo atribuyó a la mayor demanda por parte de agroindustrias para fabricar almidón y fructosa; utilizados principalmente para la elaboración de cerveza y refrescos, respectivamente.