En los primeros cuatro meses de este 2017, la exportación de cerveza mexicana alcanzó cifras de mil 152 millones de dólares, lo que convierte a esta bebida en la principal fuente de ingreso del sector agroalimentario, informó la Unión de Productores de Cebada de la Confederación Nacional Campesina (CNC).
Esta organización asegura que cerca de 150 mil productores de cebada viven una etapa de auge, después de que hace años la siembra de este grano había sido calificada como marginal en el patrón nacional de cultivos; destaca que ante tal éxito, estados como Chihuahua, Durango, Jalisco y Yucatán se unen a la lista de productores de cebada, sumando 14 entidades en total.
Confirman que aún están en pláticas con algunos estados que cuentan con plantas cerveceras para que cultiven también la cebada, a fin de aprovechar todas las ventajas. La primera, que hay una demanda creciente por la industria cervecera, la cercanía es muy importante por la reducción de costos de transporte, y la seguridad de la comercialización.
Comentaron que por ejemplo, si en Yucatán o en Chihuahua hay industrias cerveceras, quieren incorporar a productores de esos estados a que siembren el cultivo, que se ha perfilado como una opción viable y económica para los productores.
La Unión de Productores de Cebada recalcó que en este ciclo esperan obtener 800 mil toneladas de cebada próximas a la cosecha, y destacó que prácticamente están comprometidas para su comercialización con la industria cervecera del país.
Señaló que México debe incrementar la producción de grano de cebada para ir a la par con la exportación de cerveza, pues la última es tanta que deberán importar 500 mil toneladas de grano de cebada, aunque destacó que las empresas prefieren la semilla cultivada en suelo mexicano.
Explicó que en el ciclo de otoño-invierno 2016-2017, en siembra se acordó un precio promedio de 5 mil pesos la tonelada; esto como resultado de la suma de un precio de 4 mil 750 pesos, más las compensaciones que oscilan en 10 por ciento, dan ese precio total; lo que da un esquema de agricultura por contrato, con la seguridad de que la industria cervecera compra toda la cosecha a un precio previamente convenido.