En el marco de las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) señala que a nivel agropecuario existen más riesgos para productores y consumidores de Estados Unidos que para los de México en caso de que no se logre una buena renegociación y se impongan aranceles, dado el nivel de exportaciones e importaciones de alimentos que ambos países mantienen.
Este análisis realizado por el GCMA señala que el subsector de granos básicos y oleaginosas se ha convertido en una pieza clave de negociación para México en el TLCAN, ya que Estados Unidos alcanzó el año pasado un superávit comercial de más de 6 mil 703 millones de dólares. De hecho, más del 90 por ciento de las importaciones que hace México en granos y oleaginosas provienen del país vecino y es el segundo comprador de maíz y soya de esa nación.
Argumenta que del comercio bilateral de 7 de los granos básicos analizados, México fue deficitario en todos; tan sólo el año pasado la producción nacional de maíz fue de 26.6 millones de toneladas, pero el consumo nacional ascendió a 39 toneladas, por lo que con las importaciones que se hicieron para satisfacerlo el déficit ascendió a 12.4 millones toneladas; en cuanto al trigo, el déficit fue de 3.1 millones de toneladas, en arroz de 690 mil toneladas, en sorgo de 634 mil toneladas, en avena de 124 mil, en frijol 83 mil, en malta 98 mil y en cebada 74 mil toneladas.
Asegura que si México deja de comprarle granos a Estados Unidos, se reducirá sustancialmente el precio de granos y oleaginosas, perjudicando a productores americanos, y con ello aumentará el gasto del gobierno estadunidense para apoyarlos. En tanto que en México, con la imposición de cupos o aranceles de importación, se encarecerán granos y oleaginosas y, en consecuencia, la canasta alimentaria.
Considera que ante este riego, las oportunidades serían aumentar la producción interna para disminuir la dependencia de importaciones, así como buscar la posibilidad de abastecerse de forma inmediata de otros proveedores, principalmente de naciones Sudamérica que están dispuestos y muy interesados en venderle a México, como Brasil que es el segundo exportador de maíz a nivel mundial y el primero de soya.
Sin embargo, reconoce que aunque México consiguiera nuevos proveedores incrementarían los costos logísticos por el hecho de que estén más lejos que Estados Unidos, además de que podría haber riesgos de disponibilidad de granos por problemas estacionales.
La consultoría indicó que en cuanto a las frutas y verduras, México obtuvo un superávit de 8 mil 162 millones de dólares el año pasado con Estados Unidos, por lo que en caso de que se impongan cupos y aranceles habrá incremento de precios e inflación en ese país a la par que se generarían cuantiosas pérdidas para los productores mexicanos.
Destacó que México exporta el 18 por ciento de su producción de frutas y 36 por ciento de hortalizas y de este total, el 90 por ciento se destina a Estados Unidos, principalmente aguacate, jitomate y limón; productos frescos que ya cuentan con una certificación fitosanitaria y de inocuidad. Además, la cercanía entre ambas naciones permite que los productos sean de alta calidad y a precios competitivos.