La jatropha curcas es una planta nativa del sureste mexicano, tiene alrededor de tres mil 500 especies agrupadas en 210 géneros y está distribuida en 28 estados del país. La semilla o grano de la planta es cosechado para extraer aceite, que es transformado en biocombustibles de alta calidad.
Llega a vivir hasta 40 años, produciendo semillas, absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2), que contribuye a la mitigación de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Además, no compite por tierras de cultivo con alimentos agrícolas.
Los científicos del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR) afirman que está muy bien adaptada a condiciones adversas de salinidad, escasez de agua y suelos áridos, propias del noroeste de México. También le atribuyen otras propiedades que tienen aplicación en sistemas sustentables de producción de alimento, en particular, en la industria de acuicultura de peces y camarones.
Los especialistas aseguran que estas características hacen del cultivo de jatropha una alternativa económica para los productores agrícolas del noroeste de México, que potencialmente puede integrarse en la Estrategia Nacional de Energía, que establece la generación eléctrica a partir de energías limpias, con la que pretenden impulsar la transición del uso de combustibles fósiles hacia el uso de biocombustibles.
El cultivo de la Jatropha curcas es una potencial alternativa de desarrollo económico y social en comunidades rurales de Baja California Sur, que al transcurrir el tiempo sufrieron la desertificación de sus campos agrícolas.
Los investigadores, en conjunto con productores agrícolas de Baja California Sur, desarrollan cultivos experimentales de Jatropha curcas para establecer bases científicas y tecnológicas que permitan una producción sustentable de biomasa, para la generación de bioturbosina en zonas áridas.
En CIBNOR, participan en la Estrategia Nacional de Energía con la investigación de jatropha curcas, que es una planta que resiste muy bien las condiciones áridas y se puede producir con aguas residuales.
Una semilla tiene un contenido alto de aceite y se puede transformar en bioturbosina, es decir, se puede usar como parte del biocombustible de los aviones. Esto le permitirá al país cumplir compromisos internacionales en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Los especialistas mencionaron que están desarrollando el manejo tecnológico intensivo de los cultivos, potencializando los recursos naturales y condiciones ambientales propias de la región.
El cultivo no es apto para consumo humano directo, las plantaciones serán regadas con aguas negras o grises procedentes de plantas de tratamiento de aguas residuales de las ciudades próximas a los campos. De esta manera, con los adecuados niveles de nutrientes que poseen las aguas grises, las tierras infértiles por causa de fenómenos como la desertificación y el cambio climático volverán a producir materia vegetal.
Los investigadores concluyen que el éxito o no del proyecto de Jatropha curcas representa la posibilidad de abrir tierras infértiles bajo esquemas sustentables, en los que además se integren otras actividades productivas, desde la apicultura en las plantaciones, hasta la lombricultura y la elaboración de alimento para uso en granjas de camarón, con los desechos de la cosecha de la semilla de la jatrofa, que permita mejores oportunidades de desarrollo para las familias en el campo mexicano.